Mi decisión fue simple, aceptaría convertirme en la esposa de un estirado y aburrido sangre azul, si eso significaba salvar toda una nación de las garras de unos ineptos.
Después de anunciar mi decisión, comenzó la locura.
Mi madre y mi padre realizaron en una semana todos los papeles de transferencia de la escolaridad de esmeralda, coordinaron la mudanza de las cosas más importantes hacia Dinamarca y todo lo respecto a la cosecha del viñedo de este verano estaba coordinado.
Para así estar toda la familia junta y disponible el día de la asignación de titulo o como se diga.
Mi primer día en Dinamarca fue conociendo básicamente a todas las personas que trabajarían en nuestra residencia además de que mi tío Alan y mi abuelo me comenzaron a dar clases de conocimiento general acerca del país.
Al día siguiente además de las clases, se le sumo recordatorio de etiqueta.
Recordatorio pues cuando era niña mis abuelos me hicieron tomar estas clases, solo que hasta ahora lo entendía, así que fue más fácil.
Al día siguiente además de esas dos cosas, se le sumo sección de vestimenta y peinados.
Y así sucesivamente, todos los días algo nuevo que tenía que aprender.
A esmeralda le encantaba todo ella era feliz sintiéndose como princesa y vistiéndose de rosa.
Mi madre en cambio parecía que nunca estuvo fuera del medio, pues sus movimientos, vestimentas y relaciones públicas con la gente del parlamento era perfecta.
Por otro lado, mi padre tenía aspecto de rey, pero con espíritu de vaquero, lo que daba risa.
Pobrecito
Y allí estaba yo, tratando de absorber la información completa antes de acceder al título y que sea comunicado a los medios.
Aunque los rumores en el país comenzaron a escucharse, nuestra llegada fue alertada por la prensa y tuvimos que adelantar el nombramiento.
Por lo que dos semanas antes de lo acordado accedimos al ducado schleswig-Holstein-Sonderburg-Wiesenburg.
Después de anunciado nuestro nombramiento no paso ni una semana, para que las personas me relacionaran con el rey Santiago Dankworth-Sauce.
Sabia que tarde o temprano lo sabrían esperaba que más tarde que temprano. Pero que se podía hacer.
Así que nuestro coordinador en relaciones públicas, vendió la exclusiva a una revista, antes de que comenzaran los rumores con reputaciones cuestionables.
Así que básicamente concedí una entrevista con preguntas estipuladas y aprobadas por nuestro equipo y por mí.
¿Qué piensas del rey Santiago Dankwoth?
El es un buen chico, muy carismático y buen dirigente.
¿Cómo se conocieron?
EL Rey Santiago Dankwoth y yo tuvimos la fortuna de haber coincidió en el programa de derecho de la universidad de California.
¿Eran amigos?
Si.
Hasta donde sabemos ¿ustedes tuvieron una relación amorosa?
Si.
¿Qué paso entre ustedes?
No hicimos muy amigos, mantuvimos una relación momentánea, pero por diferencias irreconciliables tuvimos que separarnos de forma amistosa y por decisión mutua.
¿Qué le dirías al rey Dankworth, si te estuviera viendo en estos momentos?
Le deseo lo mejor en su mandato y que las decisiones que tome lo haga con sabiduría.
¿Crees que se encontraran en los eventos sociales?
Seguro.
¿Y no será incomodo el reencuentro entre ustedes?
Seguro que nos saludaremos, pero tenemos que continuar cada quien, por su camino, estoy segura que el tendrá cosas que hacer, relaciones publicas que entablar y al igual que yo.
Una última pregunta señorita Emma ¿en la vida de la duquesa hay algún pretendiente?
La sonrisa social aparece en mi rostro y miro a nuestro coordinador de relaciones públicas, indicándole que la entrevista había acabado.
Después de allí, mi discurso todo el tiempo fue el mismo.
Y las preguntas siempre tenían el mismo fin.
Los entrevistadores se volvieron monótonos y yo también. Así que luego de dos meses se cansaron y entendieron de que no les daría mas informaciones, así que poco a poco el tema se fue olvidando y se centraron en mi nueva vida en la universidad de Dinamarca como estudiante de derecho.
Entrevistando a estudiantes, profesores, conserjes o cualquier persona que entablara una comunicación conmigo en las instalaciones.
Mi abuelo tuvo que intervenir realizando un acuerdo de confidencialidad para todos los funcionarios de la universidad.
Por otro lado, el parlamento me informo que ya tenía futuro esposo.
Mi mundo cayó junto con ese comunicado pues recuerdo estar ilusionada en que por lo menos podría escoger a mi prometido entre los candidatos cosa que no fue posible. A pesar de eso el parlamento me aseguro que dentro de todas las propuestas que recibieron, él era quien más estaba calificado para que se le concediera mi mano.
Quede impresionada por lo rápido que fue la selección, pues solo había pasado un mes desde que accedimos al titulo y que en teoría me había colocado en el mercado del matrimonio arreglado.
También me comunicaron que mi prometido era el conde de Amesbury, el cual muy amablemente había accedido a que completara mi carrera para luego llevar a cabo nuestro compromiso sin ningún inconveniente y además deseaba que siempre portara el anillo de compromiso en el ámbito social pero que no dijera o hiciera publico el anuncio a menos que él lo aprobara.
Lo que me pareció raro, pero que importaba.
Además, que por nuestra diferencia de edad deseaba que cuando nuestro matrimonio se llevara a cabo tuviera más madurez intelectual y biológica para que juntos podamos formar una familia.
Esas palabras me retumbaban en la cabeza, solo dándome indicios de que mi prometido era viejo, quería tener un hijo cuanto antes y que nos llevábamos muchos años de diferencia.
Lo que me hizo volverme frenética y que me desmayara.
Cuando abrí los ojos lo que primero vi, fue a mi padre preocupado.
El olor a alcohol que impregnaba mis fosas nasales.
Y tuve un leve dolor a nivel del cuello.
Pero nada grave, según el doctor de la familia.
Una lipotimia momentánea por la impresión tal vez o mi falta de alimentación esa mañana.
No contentos con eso mi familia y mi prometido decidieron que tenia que hacerme todos los exámenes de sangre que existieran, para que al final resultaran todos normales.
No se cómo este último se enteró pero fue instantánea su reacción al mandar a un laboratorio privado para que tomara las muestras.
Ya en esas condiciones esperaba que en cualquier momento atravesara esa puerta el guardia de seguridad y avisara su visita, pero no paso.
Me mantuve así esperando las 3 primeras semana y nada, el conde de Amesbury solo daba señales de vida atreves de mensajes de textos de buenos días prometida, los cuales siempre llegaban bajo el seudónimo de numero privado, dejándome sin posibilidad de responde o llamar, cuando no me visito los primeros 6 meses supe que no nos conoceríamos a menos que el quisiera.
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Seduciendo a su Majestad ♔
RomanceComienzo a caminar hacia él, cuando observo que se voltea y me mira. No podía creer lo que estaba viendo. -Oliver- dicho esto, corrí a abrazarlo, a la porra el protocolo. -Emma, años sin verte que hay de tu vida- dice respondiendo mi abrazo. -Ahora...