Prólogo

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Habían sido días difíciles para ella y su familia; el retorno a su casa de Hogwarts no había sido tan animado como en años anteriores. Se suponía que este año sería maravilloso, su hermano había entrado a Hogwarts, ese era suficiente motivo de alegría para ella y su hermana que estaban cursando el quinto y cuarto año respectivamente, sin embargo, una serie de extraños acontecimientos en el año que había terminado les había dejado a todos un sabor amargo.

Su hermana había perdido esa alegría que la caracterizaba, se notaba en sus movimientos que los últimos sucesos la habían vuelto más cuidadosa; ella lo comprendía perfectamente y es que depositar tus ilusiones en una persona que crees ideal por unos momentos, aunque solo sean unos meses, puede romper a cualquiera.

Ella siempre había sido cuidadosa, desde la extraña muerte de sus padres, la cual solo ella había presenciado; ahora sus pesadillas eran diferentes, no como las que tenía hace un año, recordando la risa de Zabini y Nott así como el rostro inescrutable de Potter y Malfoy ¿Qué se suponía que seguía después de algo así?

Se levantó del mueble de su casa en silencio, subió las escaleras de dos en dos hasta llegar al cuarto de su hermana, toco la puerta pero nadie respondió, abrió la puerta y no se sorprendió al encontrarla dormida, miro alrededor observando el cuarto adornado con colores negros, dorados y amarillos, una Hufflepuff, eso era su hermana, cogió la sabana que estaba tirada en el piso y cubrió a su hermana, recogió los libros que estaban tirados y fue cuando miro debajo de la cama, saco los pedazos de fotografías rotas; a pesar del estado de los pedazos las partes seguían en movimiento, la sonrisa de su hermana y Potter por partes le apretaban el corazón ¿Sería tan fácil romper esos momentos como la fotografía cuando se encontraran en Hogwarts dentro de dos semanas?

Coloco los libros en el escritorio de su hermana y los pedazos de las fotografías donde los había encontrado, el orgullo de ambas estaba lo suficientemente roto para hablar de aquello, ninguna de las dos quería tocar el tema ¿Qué más se tenía que decir? El fin de curso había sido un desastre y ninguna de las dos quería recordarlo.

Besó la frente de Mary antes de salir del cuarto, comenzó a arrastrar los pies por el pasillo pensando en Rose ¿Cómo estaría ella? Se habían escrito unas cuantas veces en el verano pero por temor a que su padre se enterara de lo ocurrido Rose le había pedido que ya no se hablara del tema y ya no había más nada que decir por lo que desde hace una semana no se habían escrito, los demás le enviaban cartas casi todos los días, pero ella estaba segura que era solo para intentar animarla.

Potter le enviaba cartas todos los días, como llegaban ella las lanzaba al fuego, ya se habían dicho todo, no había más nada que decir.

Después estaba el otro asunto, lo ataques que habían sufrido este año, ¿Qué demonios estaba pasando en el mundo mágico de nuevo? Había escuchado suficiente de guerras mágicas para saber que no quería quedar en medio de una, pero ¿Sería posible? La liga de Morgana se había manifestado y Hogwarts tenía más secretos de los que aparentaba, el señor Potter y los demás padres de sus amigos parecían saber más de lo que decían pero como buenos adultos los dejaban al margen de las cosas.

Entro a su cuarto y se sorprendió al encontrar a su hermano pequeño arriba de su cama, su pequeño Charlie era adorable, ella y su hermana siempre lo habían mimado y amado, pero hasta él había quedado afectado con este último año escolar, había crecido, no físicamente pero si mentalmente, era inteligente y astuto, un Slytherin, había sido difícil al principio pero habían salido adelante; Gryffindor, Hufflepuff y Slytherin bajo el mismo techo, más grandes pero seguían amándose igual.

Los Herederos de MerlínDonde viven las historias. Descúbrelo ahora