Igualdad

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Rose estaba recostaba en su cama mirando el techo, había estado despierta desde hacía varios minutos, pero no tenía demasiados ánimos de levantarse de la cama. Desde que había llegado del colegio había estado actuando, sus padres no habían notado nada extraño en ella, su hermano no había hablado, pero ella estaba comenzando a sentirse exhausta.

No se encontraba bien.

No había llorado desde la última conversación que había tenido con Scorpius, no había sentido nada, se sentía vacía, como si le hubiesen arrancado las emociones del corazón dejando una indescriptible soledad. Sentía el cuerpo cansado y entumido, como si tuviera un resfriado, pero sabía perfectamente que no era eso.

Su enfermedad era otra.

No dejaba de pensar y pensar en él, no dejaba de pensar en Albus y no podía dejar de escuchar a Nott y sus amigos burlándose de su situación ¿Quién había ganado con todo lo que había pasado?

Una parte de ella le decía que dejará de darle vueltas al asunto y olvidará a Scorpius de una vez por todas, que no merecía sus sentimientos o pensamientos, la había traicionado dos veces en su vida, todo gracias a su cobardía; pero otra parte, más pequeña dentro de su ser le decía que mandará todo a su orgullo y dignidad a la mierda, que dejará de pensar todo e hiciera lo que quisiera sin importar nada.

Porque esa parte quería regresar con él.

Esa parte recordaba los paseos en los jardines del colegio, recordaba las risas y bromas, recordaba las miradas que Scorpius le lanzaba, recordaba sus besos y abrazos, recordaba la felicidad que él le había brindado; pero a pesar de que esa parte recordaba todo lo bueno, también había otra que recordaba lo malo.

Rose tomo una almohada y se la coloco en la cabeza, soltó un grito contra la almohada intentando calmarse, pensar todo aquello la ponía de nervios y la hacía sentir peor; se giró con la almohada abrazada y respiró profundamente, ya le dolía la cabeza.

Escuchó que alguien le dio un par de golpes a la puerta, después de esto su madre se asomo.

-Querida- Su madre parecía haberse levantado rápido de la cama, todavía traía la pijama puesta,  no se había ni siquiera amarrado su rebelde cabellera -¿Quieres acompañarme al ministerio?- Rose se sentó en la cama, no podía leer las emociones de su madre, parecía preocupada, pero también animada ¿Qué estaba pasando?

-¿Qué pasa?- Rose se levanto de la cama, su madre sonrió tranquila.

-No es nada malo, pero estoy segura que te gustará presenciar esto, Angelique presentará su poción ante el ministerio- Rose se sintió sorprendida.

-No comprendo porque le han puesto tantas objeciones a esto- Rose había leído hace un par de semanas como una bruja llamada Matilda Hope había dado una entrevista diciendo que Angelique pretendía darle poder a los hombres lobo con su poción.

-Es una situación difícil querida, todo lo que vaya en contra de lo establecido y sea nuevo raramente es aceptado de buen modo- Su madre sonrió de lado -Si lo sabré yo- Rose sonrió, su madre había realizado varios proyectos de ley que apoyaban a criaturas mágicas y abolían ciertas desigualdades en la comunidad mágica.

-¿Quién la juzgará?-

-El Departamento de Regulación y Control de las Criaturas Mágicas-

- Rose no pudo evitar levantar una ceja.

-¿De verdad?- Su madre hizo una mueca -¿Por qué?-

-Porque creen podría ser un peligro para la comunidad mágica, la verdad es que no sabemos demasiado cuáles son los efectos de la poción-

Los Herederos de MerlínDonde viven las historias. Descúbrelo ahora