Juro solemnemente que mis intenciones no son buenas

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Elizabeth sintió la fría y musgosa piedra bajo sus pies. Eso la hizo abrir los ojos. Se encontraba en medio de la neblina, pero por el aroma podía notar que estaba en un bosque. Tenía un vestido color verde y una corona de flores, su cabello estaba suelto y tenía algunas pulseras de madera en sus manos. Se veía como una bruja antigua.

Comenzó a camina por el bosque, no se escuchaba ningún ruido, parecía como si el bosque no tuviese vida. Sintió como si atravesase una barrera, el bosque se volvió oscuro, como si la noche hubiese caído, le recordaba un poco al bosque prohibido cuando anochecía. Pequeños ruidos resonaban por el lugar, ella por instinto busco su varita, pero no la tenía consigo, avanzó unos cuantos pasos y escuchó una conversación.

-¿Qué has hecho, Morgana?- Escuchó esa voz, esa conocida voz.

-¿Cómo te atreves a cuestionarme? Me lo has quitado todo- Le gritó la mujer -Vete, vete de aquí, tu presencia me ofende- 

-Morgana- Se escuchó un fuerte golpe, ella corrió hasta donde había escuchado el sonido.

-Mi dulce niña, era una niña, yo la escuché... yo la escuché llorar... ¿Cómo pudo morir? Se escuchaba tan... sana- Elizabeth se encontró con que una mujer de cabellera rizada y tan negra como la oscuridad misma tenía a un hombre de cabellera oscura y ojos azules contra un árbol, ella lo apuntaba con su varita -Él la mató, estoy segura, él la mató-

-Arturo sería incapaz de matar a tu hija-Ella se dio vuelta y el cayo al suelo -Él nunca se atrevería-

-Espero que no lo hiciese, Merlín- Ella se giró y lo miro con un rostro cubierto de lágrimas -Porque esa niña no tan solo era mi hija- Ella sonrió como si le divirtiese la situación en la que se encontraban -Ella también era tu hija- Él la miró confundido, después la miró horrorizado -Si, Merlín, esa niña era nuestra hija ¿No te lo dijo mi padre cuanto te envió a intentar consolarme? ¿Por qué crees que apresuró mi matrimonio? Mi hija no era una niña prematura, ella tenía sus nueve meses, ella esta bien, ellos la mataron- Ella se acercó a él y lo abrazó -Debes ayudarme a vengarme, únete a mí, juntos podremos derrotarlos-

-Lo que planeas es una locura, Morgana, no puedes revelarte, no debes...-

-Ese hombre me vendió como si fuera una vaca, yo no deseaba este matrimonio, me envió a este lugar horrible para marchitarme- 

-Se perfectamente que este lugar no era así, Morgana, tu has dejado entrar la oscuridad a este lugar, todavía estas a tiempo de cambiar-

-¿Y para que lo haría? ¿Para ser una mendiga? Yo nacía para ser una reina, seré la reina de Camelot, como debió de ser en un principio, ese maldito del rey Uther me quitó lo que por derecho me correspondía, le dio todas mis tierras a Arturo-

-Arturo me ha dicho que cuando sea rey te las dará-

-¿Cómo puedes ser tan iluso, Merlín? Por mis tierras es que él y su padre pueden ser considerados reyes, si fuera esa su intensión ¿Por que no las incluyeron en mi dote?-

-Por que Arturo todavía no es rey, por favor, Morgana, se racional-

-Estoy cansada de ser racional, estoy cansada de esperar, no, no seré más aquella que espera que el rey Uther decida su destino-

-Morgana ¿Por qué no me dijiste que estabas embarazada?-

-Porque sabía que hubieses propuesto que nos casaramos- La expresión de dolor en el rostro de Merlín lastimo a Elizabeth -Y no podría ser tu esposa, jamás-

-¿Sería tan malo?- Ambos guardaron silencio -¿Por qué yaciste conmigo?-

-Porque te amo, pero tu no me amas lo suficiente para dejar a esos infelices-

Los Herederos de MerlínDonde viven las historias. Descúbrelo ahora