«Capítulo 3»

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De vuelta en su habitación comenzó a prepararse para el primer día de clase junto a sus compañeros de habitación, personas que lo miraban de forma curiosa.

—No te han hecho el uniforme a medida, ¿Verdad? —preguntó Minghao inocentemente, alisándose el jersey azul y el blazer.

¿Cómo no se había dado cuenta antes? Los alumnos «legítimos» de Septendécim habían enviado sus uniformes a un sastre para que les metiera a las camisas por aquí o los pantalones por allá y conseguir que quedaran elegantes y favorecedores en vez de ramplones.

—No, no se me ocurrió.

—Pues nunca lo olvides —dijo Junhui—. La ropa a medida es un mundo a parte. Ninguna persona debería descuidar su aspecto.

Ya se había dado cuenta de lo mucho que le gustaba a él dar consejos para demostrar lo sofisticado e inteligente que era, algo que le habría fastidiado a Jeonghan bastante de no ser porque tenía toda la razón del mundo. Lanzó un suspiro y siguió con lo suyo. Llevar el cabello más largo de lo normal requería paciencia y dedicación, y aunque a veces simplemente se rendía, tarde o temprano vería a Seungcheol, por eso quería tener el mejor aspecto posible, o al menos intentarlo.

Después de echarse un poco de una de las colonias que Junhui le prestó, recogieron el listado de las asignaturas que les habían entregado. A todos les iban entregando una hoja de papel de uno en uno, tal como se había hecho durante cientos de años. Los alumnos que iban acercándose armaban menos escándalo que los de su antiguo Instituto. Parecía que todo el mundo conocía el funcionamiento, aunque tal vez lo del silencio solo fueran imaginaciones suyas.

Sus compañeros no se separaron de Jeonghan en la primera hora, ya que iban juntos a la primera clase. La asignatura de Historia la impartía su madre, el único pariente que tendría por profesor. En vez de la clase de Biología de su padre, un tal profesor Baek sería el encargado de darle Química. Se comenzaba a sentir más cómodo caminando junto a ellos, pero luego vio a Seungcheol.

La luz que se colaba a través del cristal escarchado de los pasillos bañaba de cobre su cabello castaño. Al principio creyó que los había visto, pero siguió caminando sin perder paso. Jeonghan esbozó una sonrisa.

—Nos vemos luego, ¿Bien? —le dijo a sus acompañantes, alejándose. Ambos agitaron la mano indicando que entrarían al aula— Hey, Seungcheol —llamó finalmente.

Ni siquiera pareció oírlo. Jeonghan no quería ponerse a gritar, así que apretó el paso para darle alcance. Iba en dirección contraria a la suya, pero estaba dispuesto a correr el riesgo de llegar tarde a la clase de su madre.

—¡Seungcheol! —insistió, esta vez más alto.

El aludido se volvió lo justo para ver quién lo llamaba y luego miró a su alrededor, como si le preocupara que alguien los oyera.

—Uhm, hola, ¿Qué tal?

¿Dónde estaba su protector del bosque? El chico que tenía delante no se comportaba como si se preocupara por él, sino como si no lo conociera. Aunque en realidad no lo conocía, ¿Verdad? Habían hablado una sola vez, cuando este le había intentado salvar la vida y él se lo había agradecido. Solo porque creyera que eso era el inicio de algo no significaba que lo fuera. De hecho, daba la impresión de que no se conocían absolutamente nada. Luego, Seungcheol solo volvió la cabeza un segundo, lo saludó fugazmente con la mano, hizo un gesto de cabeza, como cuando alguien saluda a un conocido cualquiera, y siguió caminando hasta que desapareció entre la multitud.

El lavabo de esa planta estaba cerca, así que se coló en uno de los cubículos y se rehizo como pudo. ¿Qué había hecho mal? A pesar de lo extraño que había sido su primer encuentro, Seungcheol y él habían acabado manteniendo una conversación tan íntima como las que tenía con su mejores amigos. Tal vez se había equivocado, pero se sentía mal.

New Moon ➳ SeventeenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora