«Capítulo 16»

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Jeonghan se sentó aturdido en el último escalón de la escalera, atento a los preparativos que estaban llevándose a cabo a su alrededor. La expedición de la señora Ha estaba compuesta por cinco vampiros: el señor y la señora Yoon, Jisoo, el profesor Baek y la rectora. Todos llevaban impermeables pesados y puñales sujetos a las pantorrillas y los antebrazos.

—Deberíamos llevar armas para enfrentarnos a este tipo de situaciones —apuntó el castaño.

—Solo hemos tenido que enfrentarnos a «este tipo de situaciones» en dos ocasiones en más de doscientos años —contestó la señora Ha, más glacial que nunca—. Nuestras aptitudes suelen ser más que suficientes para tratar con los humanos. ¿O acaso no está preparado para lo que se le encomienda, joven Hong?

«Seungcheol es un cazador de vampiros. Soonyoung y Chan también. Vinieron para matar gente como mis padres. Él me dijo que no me fiara de ellos. Supongo que creyó que me habían raptado siendo un bebé. Intentó abrir una brecha entre nosotros. Creí que estaba siendo grosero, pero no, estaba decidido a matarlos»

—Sé arreglármelas solo —dijo Jisoo—, pero es posible que Seungcheol y su equipo también vayan armados. Son Adamās. Es imposible que vinieran aquí a pecho descubierto. Es muy probable que hayan encontrado un escondite para su arsenal dentro del Internado y le aseguro que ahí estarán sus armas.

«Subimos la torre Norte juntos y estuvo rezongando todo el camino. Creí que era porque me tenía miedo, que temía a los vampiros, pero no se trataba de eso. Incluso una vez en el suelo, cuando estábamos besándonos y a punto de dejarnos llevar por la pasión, me pidió que volviéramos a vernos a solas, pero en otro lugar»

—En la habitación que hay en lo alto de la torre Norte —dijo Jeonghan de repente con una voz extraña que apenas él mismo reconoció como suya—. De seguro están allí.

La señora Ha se puso muy tensa.

—¿Usted lo sabía?

—No, es una corazonada.

—Comprobémoslo —Jisoo le tendió la mano al pelinegro para ayudarlo a ponerse en pie—. Vamos.

Parecía que todo estaba igual que la última vez que Seungcheol y Jeonghan estuvieron allí juntos. La señora Ha cerró los ojos un momento, consternada.

—La habitación de archivo. Si ha estado aquí arriba, habrá leído casi toda nuestra historia. Los lugares donde se ocultan muchos de los nuestros... Y ahora Adamās los conoce.

—Estos archivos llevan décadas desfasados —intentó razonar el señor Yoon—. Los años más recientes están en el ordenador.

—Creo que también ha tenido acceso a esos —dijo Jeonghan, recordando el día que había encontrado a Seungcheol saliendo a hurtadillas del despacho de la rectora en la cochera.

—Vio que Choi Seungcheol incumplía las normas y jamás avisó a nadie de dirección. Dejó que un miembro de Adamās campara a sus anchas por Septendécim durante meses, joven Yoon. No crea que voy a olvidarlo.

Por lo general, el pelinegro solía encogerse cuando le hablaban de ese modo; sin embargo, esa vez replicó.

—Fue usted quien lo admitió aquí.

Después de eso, todo el mundo guardó silencio unos segundos. Jeonghan solo lo había dicho para defenderse, pero comprendió que la señora Ha había metido la pata, pero hasta el fondo, y su intento por endiñarle la culpa a otro le había salido mal. En vez de estrangularlo, la rectora le dio la espalda, muy estirada, para inspeccionar la estancia.

New Moon ➳ SeventeenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora