«Capítulo 6»

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Después del viaje a la plaza, Jeonghan se sintió como el imbécil que había discutido con Seungcheol por una tontería.

—¡Ni hablar! —dijo Seungkwan, cuando le confesó todo al día siguiente, paseando por las inmediaciones del Internado— Si uno se pone violento, lo dejas, y punto. Da las gracias de haber descubierto cómo es en realidad antes de ser tú el blanco de su ira.

Su vehemencia dejó al mayor atónito.

—Parece como si supieras muy bien de lo que estás hablando.

—¿Es que nunca has visto un drama? Todo el mundo lo sabe. Los hombres que te pegan no son para nada buenos.

—Ya sé que se pasó, eso sí, pero Seungcheol jamás me haría daño...

Seungkwan se encogió de hombros y se arrebujó aun más en su blazer, como si le hubiera entrado frío. Hasta ese momento, el pelinegro no se había preguntado hasta qué punto su discreto comportamiento y su aspecto no responderían a un deseo de desviar una atención que no deseaba.

—Nadie piensa que va a ocurrir algo malo hasta que ocurre. Además, no paraba de decirte que la gente de aquí daba asco y que no debías intimar ni con tus compañeros de cuarto ni con nadie, ¿No es así?

—Bueno, sí, pero...

—Pero nada. Seungcheol ha estado intentando aislarte de todo el mundo para poder tener más poder sobre ti —Seungkwan sacudió la cabeza—. Estás mejor sin él.

El mayor sabía que su amigo se equivocaba al respecto, pero también era consciente de que no había pasado tanto tiempo a su lado para conocerlo a fondo.

¿Por qué había empezado Seungcheol a criticar a sus padres? La única vez que los había visto a todos juntos había sido en el cine y ellos se habían mostrado cordiales y afectuosos. El castaño había dicho que se guiaba por su intento de fuga del primer día de clases, pero no parecía creíble. Si tenía algún problema con los Yoon, era obvio que se lo había inventado él por alguna razón con la que Jeonghan no quería tener nada que ver.

Posibles explicaciones acudieron a su mente sin ser invitadas. Tal vez había tenido una novia antes de él, por Europa, una chica elegante y sofisticada que había viajado alrededor del mundo, cuyos padres habían sido unos pedantes y se habían comportado injustamente con él. Quizá le habían cerrado las puertas o le habían prohibido volver a ver a su hija y por eso ahora estaba escarmentado y no confiaba en nadie.

La historia que había acabado de inventarse no lo ayudó en lo más mínimo. Primero se sintió mal por Seungcheol, como si comprendiera por qué se había comportado de ese modo tan extraño cuando él no era así en realidad. Y segundo, se sintió inseguro al compararse con una teórica novia europea y sofisticada... ¿Y qué hay más patético que sentirse amenazado por alguien que ni siquiera existe?

La clase de Química, la única a la que iban juntos, era una hora de tortura diaria. Era como si Jeonghan sintiera a Seungcheol cerca suyo como el calor que desprende el fuego de un hogar en una habitación fría, pero no se dirigía a él en ningún momento, y el hacía otro tanto, respetando el silencio que el pelinegro había impuesto y que mantendría. La lógica dictaba que lo mejor era alejarse de él, pero la lógica le importaba bien poco porque ahora lo echaba más de menos y daba la impresión de que, cuanto más se decía que lo dejara en paz, más deseaba estar con él.

—¿Cómo estás, Jeonghan? —preguntó la señora Yoon con ternura mientras aclaraban los platos de la cena del domingo.

El chico no había dormido bien, apenas había probado bocado y lo único que le apetecía era esconder la cabeza debajo de una manta los siguientes dos años más o menos. Sin embargo, por primera vez en su vida no tenía ganas de compartir su preocupaciones. Eran sus profesores y no sería justo que les contara lo que Seungcheol opinaba de ellos. Además, hablar del hecho de al parecer habían roto incluso antes de empezar solo habría conseguido ahondar en la herida.

New Moon ➳ SeventeenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora