«Capítulo 5»

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Normalmente sería imposible despegar de delante del espejo a una persona que ha de prepararse para su primera cita, pero cuando llegó la noche del viernes, la de la escapada a la plaza, Junhui estaba tan ocupado viéndose al espejo que para el caso, Jeonghan podría haberse vestido en la oscuridad. El más alto se examinaba en el espejo de cuerpo entero, volviéndose a un lado y al otro, incapaz de encontrar lo que estuviera buscando, ya fueran imperfecciones o belleza.

—Te ves muy bien —dijo el chico de cabello largo—. Come, no te descuides.

—No queda ni un mes para el Baile de fin de Año y quiero verme bien.

Minghao los observaba desde su cama. Se notaba que estaba acostumbrado al hecho de que Junhui no comiera de vez en cuando, aunque no dejaba de preocuparlo.

—¿De qué sirve si no puedes disfrutarlo?

—Así lo disfrutaré más —el más alto sonrió. Tenía el don de poder ser paternalista y completamente sincero al mismo tiempo—. Algún día lo entenderás.

A Jeonghan no le gustaba cuando hablaba con aires de superioridad, pero ya lo consideraba como a un amigo, así como al castaño que le sonrió cuando hicieron contacto visual. Junhui le prestó un jersey muy suave de color marfil para lo que sería su primera cita, como si fuera el mayor favor que alguien pudiera hacer nunca a otra persona. Tal vez estuviera en lo cierto, porque gracias a ese jersey, su apariencia estaba estupenda.

—¿Ustedes no irán con nosotros? —preguntó mientras trataba de hacerse una cola. Antes no tenía problemas, pero desde que cortó su cabello, le era imposible hacerlo.

—Wan Yu va a dar otra fiesta junto al lago... —Minghao se encogió de hombros.

—Sí, y la mayoría de los profesores estarán en la plaza de acompañantes. Eso nos asegura una noche de primera aquí.

—Me cuesta mucho imaginar que aquí hayan noches de primera.

—Ni que nos tuvieran encerrados en una jaula. Además, ese peinado no te favorece nada.

Jeonghan suspiró.

—Lo sé, antes sí podía...

—Espera, voy.

Junhui se puso detrás del otro, deshizo la colita y pasó los dedos entre los mechones. Luego, hizo un gesto a Minghao para que le pasase un bote de aceite de almendras y se frotó las manos por un momento, antes de pasarlas por aquellos cabellos negros que quedaron completamente sedosos. Era simple, pero sin notarlo, ahora se veía mejor.

—¿Qué echaste en mi cabello?

—No diré —sonrió divertido—. Tu cabello es precioso, ¿Sabes? Tienes que cuidarlo un poco más. Mira qué contraste hace con el color marfil, ¿Lo ves? Es perfecto.

Jeonghan estaba convencido de que el concepto de perfección significaba más para el otro que para él, pero Junhui no lo habría dicho si no lo pensara de verdad. Cohibido se quedó mirando su reflejo en el espejo mientras que sus compañeros lo halagaban. Si ellos conseguían encontrarlo atractivo, entonces Seungcheol también lo haría.

—Jeonghan —llamó el castaño al verlo.

El mencionado se giró para observar a quién lo llamaba e hizo un gesto de cabeza intentando no perder el contacto visual mientras se abrían paso entre los alumnos que se apretujaban en el autobús que los llevaría a la plaza. Los ojos de Seungcheol tenían un brillo especial, y el pelinegro se sintió más que feliz porque este no lo haya dejado de mirar ni por un solo segundo. La Universidad Septendécim no podía tener algo tan ordinario como un autobús normal y corriente; en vez de eso, los esperaba una pequeña lanzadera de lujo, de las que suelen utilizar los hoteles de postín, que seguramente habrían alquilado para la ocasión. El de cabellos negros entró a presión junto a la primera oleada de estudiantes, mientras el otro lo seguía con la mirada mientras trataba de avanzar hasta la puerta.

New Moon ➳ SeventeenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora