Te confieso que... [USAXChile +18]

The loser's dreams

Imagen: una caricatura Estadounidense de la época, criticando a Estados Unidos. Se supone que ese monstruo es el miedo a tener una guerra con Chile. /Autor: Herbert Merill Wilder

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Chile me preguntó si era oportuno contarle de mi sueño en un lugar como ese, nadie parecía prestarnos atención y no vi nada malo en hacerlo. Fue hace muchísimos años así que ya no me sentía culpable o nervioso al recordarlo.

Habíamos acabado la tercera ronda y la cuarta no se hizo esperar, llegó justo a tiempo para escucharme hablar.

En ese tiempo pensaba mucho en él, más que en cualquier otra nación; Aunque mis pensamientos se enfocaban en devolverle sus humillaciones, ganarle a ese engreído sureño, destruir su soberbia y recordarle que yo era Estados Unidos de América.

Ahora parecía más convencido de que no era una broma, así que respiré profundo y empecé a contarle:

— Desperté agitado, no recordaba lo que soñé, pero sabía que tú estabas en ese sueño, mi propia respiración y el sudor en mi cuerpo me despertaron. Me sentía incómodo y húmedo, sobretodo en mis partes nobles. Sentí pavor al pensar que había tenido "un accidente" después de tanto tiempo. Ser un hombre de 18 años (en apariencia) y mojar la cama era algo espantoso; Así que revisé las sabanas, dándome cuenta que estaba impregnado de algo muy diferente. Estaba confundido y no entendí lo que le ocurrió a mi cuerpo. Crecí tan rápido que mi niñez y adolescencia prácticamente las pasé por alto, muchas cosas que vives en esas etapas de tu vida yo las viví con un cuerpo adulto.

—No sabías lo que era...— Comentó el castaño, apretando una sonrisa.

— ¡Si sabía!—Me apresuré a responder. Chile se esforzó aún más por contener una risa que no aguantaba.

— ¿Te estas burlando de mí?— Pregunté con notorio disgusto, el cual usé para tapar mi rubor.

—¡Pffffffft!, Je, je, je...¡Puta que eri' tierno, weon!—Exclamó con una sonrisa tan grande que jamás pensé ver en él.

--Continua...si quieres— Me invitó a seguir relatando, al verme beber callado.

Ya no tenía ganas de seguir hablando. Me sentía subestimado e infantil, aquello me molestaba mucho y luego me molestaba mucho más el estar molesto por sentirme subestimado e infantil.

— ¿Por qué yo?—Sonrió con ojos somnolientos. Quizás el alcohol ya le estaba haciendo efecto.

— Me gustabas— respondí de reojo.

— No es cierto...— Negó de forma exagerada— Estabas enamorado de mi poder, no de mí. Soñabas conmigo porque querías dominarme. ¡Yo fui un Imperio, Alfred! Duró súper poco, tan poco que nadie es capaz de creerlo ahora; Pero por unos pocos años el Océano Pacifico fue mío, ¡Yo gané nuestra competencia!, te superé Estados Unidos y eso es lo que no podías soportar e irónicamente eso mismo fue lo que te "enamoró" de mí.

Bebió un muy largo sorbo después de esa confusa declaración. Parecía sentir mucha amargura, nostalgia por las glorias pasadas que quedaron muy atrás en su historia. Lo más gracioso de todo es que tenía razón. En ese corto periodo de tiempo, él fue un país más fuerte que yo y eso no podía soportarlo...

— Señor, debemos retirar nuestros barcos— Murmuró uno de mis oficiales con preocupación.

— ¿Por qué?, ¿Por la ridícula amenaza de Chile?—Solté una risa satírica.

— Si el crucero protegido Esmeralda llega a costas Panameñas...— Agregó con voz temblorosa.

— Me sorprende que estés tan asustado, ¡Tranquilo!, todo saldrá bien, ¡Recuerda que soy un héroe y los héroes siempre ganan!