Te confieso que... [USAXChile +18]

La inevitable metáfora en Mapulemu

Imagen: Jardín botánico Mapulemu. "Un oasis de paz y tranquilidad en medio del caos"

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No quería, no quería decir nada como eso. ¡Yo no quería decir nada!

<< ¡Dime que es mentira, weón! ¡Dime que no sientes ninguna de las cosas que dijiste!>>

¡Eso da lo mismo! No quiero hacerle daño, no voy a lastimar a la persona que amo. No voy a hacer eso de nuevo.

<< Entonces me lastimaré a mí mismo para no lastimarlo a él>>

... ¿Lastimarme a mí mismo?, ¿De que estas hablando?

- ¡¿Tienes hambre?!, ¡Vamos a comer!, ¿O prefieres un helado?, ¡Tú pagaste el teleférico así que yo invito!, ¡Pídeme lo que quieras!.

Me separé del abrazo. Le sonreí lo más entusiasta que pude y exclamaba con mis brazos en jarra. Escuchaba algunos murmullos de preocupación y/o molestia a mí alrededor. No sé si los transeúntes se hayan enterado (por todo lo que grite) de que éramos países o solo una pareja muy conflictiva de homosexuales teniendo una pelea. Uno mudo, catatónico de la impresión y posiblemente herido luego de mis palabras y otro desesperado por arreglar las cosas.

Adivina quién era el desesperado.

Alfred bajó la vista hacia mí, ya que ni siquiera había reaccionado a mi abrazo, y asintió en silencio.

Creo que es relativamente fácil llevar una relación de este tipo. Sólo tienes que tratar de aplastar todo lo que te hace daño, olvidar la razón de la pelea, pedir perdón y seguir. Aplastar, olvidar y pedir perdón. Y así, hasta que ya nada tenga sentido y te acostumbres a ello.

No sé, nunca había tenido una relación así. Será una relación difícil, pero no creo que sea una del tipo tóxica. Más allá de estas peleas (causadas por mis malos recuerdos) no tengo otros problemas con él. Alfred no es malo, solo un poco paranoico y testarudo, pero no es malo; Aunque siento el brazo adormecido. Estados Unidos tiene mucha fuerza, solo me dio un apretón y ya me tiembla aquella extremidad.

Entramos a un restaurante. Ya era la hora de almuerzo por lo que estaba lleno. Alcanzamos una mesa pero no en un lugar muy de mi agrado.

-Bueno qué quieres. ¡Elige cualquier cosa, Chilito paga! - me señalé con la sonrisa más brillante que pude fingir.

Alfred miraba la carta con una sonrisa vacía. Hasta que me escuchó hablar y prestó atención.

-Alfred... -comenté al fijarme bien en sus manos-tienes la carta al revés.

-Oh! Ha, Ha, Ha! Con razón no entendía nada. Silly me! -se lamentó con gracia.

Creo que mi descarga emocional le dolió mucho. Pero siendo honesto, es lo que realmente siento. No quiero que tengamos esa clase de relaciones en la cual uno lastima al otro por rencor, tipo: "Si yo no soy feliz, tú tampoco lo serás". Tengo miedo de no ser capaz de olvidar, no ser capaz de perdonar; Pese a lo mucho que me estoy esforzando.

Comimos sin entusiasmo; Y eso que ambos teníamos hambre. No se veía mal el plato, pero no lo disfruté para nada. Hasta las hamburguesas plásticas de ayer me parecieron más deliciosas. Quiero volver a comer algo delicioso junto a él. ¿Acaso todas nuestras comidas, juntos, tendrán este amargo sabor?

Que estupidez más grande estoy pensando. La comida no tiene nada que ver. Somos nosotros los que provocamos estos desagradables sabores.

Hubo sobremesa esta vez; Mas los diálogos entre nosotros parecían vacíos y mecánicos. Aquellas conversaciones secas que tienes con personas con las cuales no quisieras hablar, no quisieras estar.