Te confieso que... [USAXChile +18]

El conflictivo Océano Pacífico

Imagen: Crucero protegido Esmeralda, un "barquito de juguete" capaz de hundir tus sueños y esperanzas hasta fondo de Bikini.   

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¿Me estai webeando?

Esto tiene que ser una broma, definitivamente tiene que ser una broma. Yo recuerdo perfectamente todo lo que ocurrió durante el siglo diecinueve. Y lo último que se me ocurriría de Estados Unidos es que se haya enamorado de mí en esa fecha.

— ¡Hay que replantear la situación!—Exclamé apuntándole con mis índices juntos y el resto de mis dedos entrelazados.

— Ok— Asintió dispuesto a recordar aquel siglo de nuestras largas vidas.

Las terceras botellitas ya estaban frente a nosotros escuchando atentas y burbujeantes todos los motivos, altamente justificados, de por qué era imposible que esos sentimientos fuesen reales.

Le conocía tan solo por las lejanas historias de mis hermanos. Él era una leyenda, la primera colonia americana que alcanzó su independencia y que gozaba la prosperidad de una nación libre. Todos queríamos ser como él, su hazaña nos motivó a seguir luchando y a soñar con nuestras propias banderas.

Lo vi por primera vez en 1811, resulta que uno de los humanos que luchó por mi libertad, a quien llamaban "El príncipe de los caminos" había viajado a Estados Unidos para conocerle en persona. Luego de hacerse una peculiar impresión de aquel país, lo trajo consigo en ese año.

Debido al aislamiento de mi geografía y también a mi personalidad reservada, tuve muchos problemas para socializar durante mi adolescencia. Aquella falta de habilidades blandas hizo que prefiriera enfocarme en cosas más objetivas; Es por ello que durante las campañas de la independencia, me sentía más cómodo hablando de estrategias bélicas y del poder militar que teníamos para las batallas. Las preguntas personales y las bromas se las dejaba a otros que fuesen más extrovertidos.

Estados Unidos nos ayudó durante la independencia, pero no tanto como él cree. Siempre decía que nos iba a cuidar y que sería nuestro hermano mayor; Pero el verdadero merito lo tuvieron aquellos humanos que murieron por la libertad de estas tierras. Fuimos nosotros quienes realmente sangramos y luchamos por conseguir la emancipación del que por más de 300 años fue "La madre patria". No desmerezco su apoyo moral, él fue nuestra inspiración y realmente le admirábamos como país, pero no fue tan imprescindible como se jacta de haber sido.

Mucho tiempo después tuve aquel problema de impuestos con Bolivia, un impuesto de 10 centavos que violaba un tratado ya establecido. Fue una guerra difícil y agotadora, el desierto y el océano son campos de batalla tremendamente hostiles. En esa guerra gané territorio y poder económico; Sin embargo, perdí algo igualmente valioso, algo que hasta ahora aún no he podido recuperar y tengo miedo de que jamás pueda hacerlo.

Y cuando nos encontrábamos en medio de la discordia, llegó él a intentar solucionarlo todo a su manera. Estoy seguro que algunos piensan que no aceptaba las propuestas de paz de Estados Unidos por orgullo, codicia o porque estaba influenciado por Inglaterra.

La verdad era porque Alfred actuaba igual que los europeos a los cuales decía combatir. Alguien que se creía con el derecho de decidir por nosotros y sus propuestas no eran más que artimañas para su propia conveniencia.

No toleraba esos aires de superioridad. Quizás porque yo era igual de soberbio en esa época, debo reconocer que los humos se me subieron bastante a la cabeza luego de ganarle a la Confederación Perú-Boliviana.

Mi relación con el gringou ya era mala desde que lo menosprecié en su propio barco durante la Conferencia de Arica y todo empeoró en 1885, en la crisis de Panamá. Definitivamente la última mitad del siglo diecinueve fue en la que tuve la peor relación posible con Estados Unidos.