Te confieso que... [USAXChile +18]

Una cita con la ambivalencia

Imagen: algunas uvas de la variedad Flame Seedlees y pensar que por dos granos de estas bellezas de exportación casi nos fuimos a la... 

Afortunadamente el problema quedó solucionado el 21 de marzo de 1989. Estados Unidos volvió a permitir la fruta chilena y tan amigos como siempre... ¿O no?

Autor: Un señor fotógrafo muy talentoso  :D 

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Y ahí estaba yo. Comiéndome el aliado con palta más asqueroso de toda mi existencia. Realmente no había problema con la cecina o el queso y la palta era una hass bastante cremosita. El problema era él, Alfred, Estados Unidos; El problema era nuestra relación. Esa que recién habíamos empezado el sábado y que se derrumbaba frente a nosotros.

¿Estoy siendo exagerado?, ¿Una primera discusión fuerte y ya sentir que todo se acaba? Mas podía ver claramente, como este amor no iba a funcionar. Pude anticipar, como si de una visión se tratase, las constantes peleas que tendríamos: Sus exasperantes delirios paranoicos, mis respuestas agresivas y de hiriente sarcasmo, nuestro orgullo, su dependencia emocional, mi soledad. Peleando y abrazándonos una y otra vez. Todas las parejas tienen problemas, todas pelean y luego se abrazan; Pero los nuestros son muy profundos. No quiero admitir que le guardo cierto rencor por las cosas que me ha hecho y él parece ser del tipo controlador/posesivo.

Ahora me reclama por mis negocios con China, y en un mes más capaz que por mi forma de hablar o mis acciones como país; Y posiblemente en un año, ya quiera cambiarme la bandera o algo así.

No quiero estar dándole cuentas a este weón por cada uno de mis movimientos. Yo hago negocios con quien me parezca el más adecuado. Todo lo hago por mi población. No los volveré a abandonar otra vez. Mi prioridad son ellos: por sobre mis jefes, por sobre mis problemas personales, por sobre mis dudas y miedos, por sobre Alfred.

Además, ¿Cómo es posible que aún no entienda que la crisis de las uvas fue un malentendido? Es más, yo debería ser el enojado ¿Acaso no se acuerda de cómo me trató esa vez que intenté negociar con él?

—No voy a cambiar los informes de la FDA, Tus productos son peligrosos para mi gente. Es más, debería prohibirse la fruta chilena en todo el mundo — hablo frío y distante. Cruzándose de brazos y despreciando la carpeta, con los documentos legales, que trataban de defender mi postura.

—Estados Unidos, por favor sé razonable. Por último abre una nueva investigación, te traeré todo lo que necesites; Pero escúchame, no me puedes dejar así. Canadá y Japón ya están embargando todas las frutas y verduras chilenas de sus mercados. ¿Qué tal si otros países empiezan a hacer lo mismo?

—¿Acaso puedes culparlos por eso? Están tratando de proteger a su población. Que despreciable eres, Chile. Después de toda la ayuda que te brindé cuando tu jefe de los anteojos se suicidó dejándote solo ¿Es así como me pagas? Amenazándome con envenenarme. ¿Tú crees que yo me iba a quedar de brazos cruzados frente a esas horribles llamadas telefónicas terroristas? Y yo que llegué a pensar que podíamos ser amigos. Mientes tan bien, casi creí en tu falsa amabilidad e hipócrita compañía.

—Lo éramos, éramos amigos y también pudimos haber sido... —contuve las ganas de llorar.

Hacía más de cinco años que no lo veía. Y el tonto weón (de yo) aún guardaba la pequeñísima esperanza de declararle mi amor agonico y tener algo con él. Pero no, nuestro reencuentro fue algo muy desagradable y doloroso. Y definitivamente mató todas mis esperanzas. Esa vez sí que sí, ya no volvería creer que Estados Unidos y yo podríamos tener algún tipo de romance... Hasta ahora. Que he vuelto a ilusionarme, a tropezar gustosamente con la misma piedra.