Te confieso que... [USAXChile +18]

Freedom and fight

Imagen: Caricatura que representa la Doctrina Monroe, publicada en un diario gringo de 1912/ Autor: Charles L. "Bart"  Bartholomew (alias El Barto)

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Fue como una escena en cámara lenta, no sé si a causa de mi propia expectación o realmente el tiempo se ralentizó, Einstein dijo que el tiempo era algo relativo así que no siempre debe correr a la misma velocidad...¿Supongo?, Creo que de eso se trata la teoría.

Luego de mi confesión vi la cara de Chile ruborizarse, al mismo tiempo que se le deformaba en una peculiar quimera de asombro y espanto. Después de eso se le dibujó una sonrisa, la cual evolucionó progresivamente en una carcajada.

—¡JUA! ¡JA! ¡JA! ¡JA! ¡JA! ¡JA! ¡JA! JA! ¡JA! ¡JA! ¡JA! ¡JA! ¡JA JA! ¡JA! ¡JA! ¡JA! ¡JA! ¡JA!...¡Wena esa gringou!, ¡casi te la compro, wn!— Movió la cabeza de lado a lado, entre risas y codazos en mi pecho.

Ciertamente no fue una broma, creo que me enamoré de él cuando yo tenía 110 años. Aunque tardé mucho en darme cuenta; Pues antes de transformase en mi crush. República de Chile was a pain in the ass!

Lo conocí en 1811. Ya me había independizado de Inglaterra hace más de 30 años, por lo que maduré físicamente, aparentando entre 18 a 19 años (Eso me decían las personas). Conocía el deseo de las otras colonias de independizarse; Así como yo lo hice de mi hermano mayor los hijos de España también querían ser países independientes, libres y democráticos. Decidí apoyarlos en sus campañas enviando emisarios y ayuda militar cuando podía, ¡Después de todo soy un héroe!

La primera vez que lo vi, no llamó mi atención para nada. Parecía un adolescente de 13 años con problemas de nutrición y algunas marcas de acné sobre la frente. México o Argentina, que en ese tiempo se llamaba Provincias unidas de algo, eran mucho más interesantes, física y psicológicamente hablando.

Mientras que con ellos conversaba más gratamente y hasta bromeaba, con Chile mi relación se limitaba solamente a temas de estrategia militar o campañas bélicas. Nunca supe si fue por timidez o porque yo no le agradaba, y francamente jamás me importo, ¡En serio! yo tenía otras cosas que hacer, tenía a otros que salvar, y si yo no le agradaba era problema suyo.

Pasaron muchos años más y él ya era un país autónomo, al igual que la mayoría de los chicos del continente. Mis jefes me recomendaban que no perdiera los lazos con ellos, habían intereses mercantiles de por medio, y aunque yo quería que fuesen mis hermanitos menores y poder protegerlos, los posibles recursos económicos que tenían eran cosas que no podía ignorar. Les ayudé a ser libres, era lo mínimo que podían hacer en agradecimiento.

En aquellos años yo estaba determinado a protegerlos de cualquier intervención de parte de los europeos, sobre todo de Inglaterra quien seguía merodeando los océanos en busca de una oportunidad para meter sus narices y sus cejas en el continente, sobre todo sus cejas. Así que creé La doctrina Monroe y decidí que América seria para los americanos.

Claro, aunque también seria problemático si había conflictos entre los mismos americanos. Por aquel entonces yo era más amigo de Perú que de Chile y me preocupaba que el resultado de la guerra del Pacifico fuese una situación...desfavorable. Decidí intervenir y en 1880,  a bordo de  mi buque de guerra USS Lackawanna, yo, Estados Unidos de América, daría fin a esa guerra.

—No, no voy a aceptar tu propuesta— Respondió tajante frente a nosotros.

Ya no era un niño de 13 años con la cara marcada de granos. Se veía como un joven de 16, más varonil y mucho más saludable, lo que había conseguido en la reciente guerra le había hecho crecer.