El presentimiento

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Imagen: Santiago de Chile de noche (Pucha que se ve bonito  mi Santiasco) /Autor: Javmoraga

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Existen historias que uno no cuenta por el simple hecho de que no son creíbles, inclusive si estas son verdad.

Tienes ese deseo de sacarlas a la luz pero no puedes ya que los calificativos de "charlatán" "mentiroso" o "fanfarrón" te interrumpirían.

Sientes vergüenza, tratas de reafirmar tu postura pero ves como poco a poco el interés de tus oyentes se desvanece ante la posibilidad de haber sido engañados.

Finalmente, terminas por enterrar esos recuerdos, pensamientos, vivencias y sentimientos en el baúl sináptico de tu cabeza. Se hunden cada vez más profundo hasta casi desaparecer, lo que es peor si has vivido por más de dos siglos.

Hasta que un fulminante impulso eléctrico los devuelve a esta realidad, haciendo que todo cobre vida otra vez, que tengas que liberar lentamente todas aquellas cosas que escondiste del mundo. ¿Es algo bueno?, ¿Algo malo?, ¿Una catarsis?, ¿Un error?  Eso solo lo sabes cuándo lo expulsas de tu interior en forma de palabras, en forma de una confesión.

Ese día me desperté con la sensación de que algo iba a pasar. Tuve esa mezcla de ansiedad y expectación. No estaba seguro si serian buenas o malas noticias, solo sabía que algo ese día viernes sería diferente.

Fue bastante desagradable estar todo el tiempo pensando en ello. No me abandonó ni un solo minuto. Desde que abrí los ojos, conduje mi auto al trabajo, me senté frente a mi computador y regresé a casa por la noche.

Alguna visita inesperada, alguna tragedia durante el trayecto, algún problema social o contingente de mi pueblo, hasta incluso llegué a pensar en un terremoto.

En el trafico nocturno y ajetreado de  las calles de Santiago, atrapado en el frenético horario punta de las siete de la tarde,  conducía mi Chevrolet de vuelta a mi hogar. Quería tomar un té, ver las noticias y dormir, pensando que al otro día ya no tendría esta sensación. Un panorama no muy entretenido para un día viernes, y pese a que mi cuerpo lo sabia, estaba cansado por todo el trabajo diplomático de ser una nación.   

Sentí un golpeteo en el vidrio de mi puerta. Mi primer pensamiento fue que alguien trataría de romper el cristal y meter la mano,por lo que preparé mi más feroz mirada y me volteé preparado para luchar o forcejear, cualquiera de las dos opciones era válida para mí.

Un sujeto con casco negro y un traje oscuro, me hacía señas desde una motocicleta, indicándome que bajara la ventanilla.

—Ya, al tiro te bajo el vidrio weon— murmuré con una sonrisa irónica y me puse en marcha cuando el semáforo me lo permitió.

Conduje un par de calles más y escuché la moto siguiendo mis ruedas. Al llegar al semáforo correspondiente, el motociclista se paró a mi izquierda. Esta vez me miró jugando con la maneta, haciendo que el vehículo emitiese llamativos rugidos.

—¿Acaso sabe quién soy?—pensé desconcertado.

Luego se me ocurrió que aquella persona podría conocerme. Soy bastante famoso, lo he sido desde siempre; Aunque, irónicamente, puedo pasar desapercibido en la calle. Sin embargo, me reconocen cuando me miran a los ojos, los humanos dicen que saben que soy un país porque lo ven a través de mis ojos.

—¿Querrá algo de mi?—me pregunté.

El sujeto repentinamente emprendió marcha,dejándome ver el numero 50 estampado en su espalda, también el resto de su moto y un banderín de franjas y estrellas que flameaba frenético.

—Me estai webeando— murmuré ante la posibilidad imposible.

Una exasperada bocina me sobresaltó, me di cuenta que la luz ya estaba en verde, por lo que continué por la ruta, sin antes recibir más bocinazos y algunas cuantas chuchadas de protesta.

Me volví a encontrar con el motociclista, esta vez era yo quien le seguía. Este se estacionó a la entrada de un bar, junto a otras motocicletas. La puerta abierta del local, sus luces y música invitaban a acercarse o alejarse. Todo dependía de que tan afín eras al rock, las ruedas y a la recreación nocturna.

Me estacioné lo más cerca que pude - Teniendo en cuenta que la fila de Motos era bastante larga- Entonces saqué mi teléfono y escribí un mensaje.

Estados Unidos >>

Estas en Chile? >>

<< Yeah

<< Date la vuelta

El motociclista a quien confundí con un ladrón o con un fan, descubrió su cabeza del grueso protector, revelando su cabello rubio (despeinado por la estática del casco) y los ojos azules.

WN!! >>

Que haces acá? >>

<< HA HA HA HA HA HA HA

<< Surprise!!

<< Entra y te lo digo

Me invitó apagando el motor, bajando el pedal y adentrándose en las profundidades de aquel bar.

Te confieso que... [USAXChile +18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora