Capítulo 2

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—Y yo que pensaba que "El Exorxista" daba miedo— murmuro alumbrando con la linterna de mi celular el ático oscuro.

Subo lo que me falta de escalera y comienzo a buscar encima de mi cabeza el cordón de la luz; al encontrarlo, lo jalo logrando que la bombilla se encienda y tenga una mejor vista.

—Perfecto— sonrío guardando en celular en mi bolsillo trasero.

Mis manos se posan sobre mi cintura mientras observo con cautela el ático. Hay cajas y cajas de cartón, una encima de otra por doquier, además de que también hay telarañas en los rincones. Encontrar algo que tenga que ver conmigo va a ser una tarea difícil.

Doblo aún más la manga de mi camisa para prepararme en mi misión de búsqueda. Me acerco a cada caja tratando de ver algo escrito para que me ayude a identificar que es lo que contiene, y así me voy con todas. Luego de hurgar por unos minutos, tomo entre mis manos una caja que está pesada; al cargarla, me desequilibrio un poco y por no querer caerme, doy un giro haciendo que, por accidente, mi codo golpee una caja haciendo que cayera. El ruido de un cristal romperse me alerta.

—Si es de Margarita, solo espero y no me mate— pido mientras me muerdo mi labio inferior al agacharme para ver lo que se cayó. —E-esto es...

Tomo entre mis manos el marco que está boca abajo y al girarlo pequeños cristales se resbalan por una foto dónde Poché y yo estamos abrazadas el día que ella me pidió que fuera su novia. Este portaretrato lo tenía en su habitación, justo en su mesita de noche.

—No, no, no, no— repito apartando todos los pequeños cristales. Maldición, arruine esto. —Auch— me quejo al ver salir un delgado hilo de sangre por mi dedo índice, las gotas terminan cayendo sobre la foto. —Tengo que tener más cuidado— termino de sacar la foto y la guardo en mi pantalón. Después le conseguiré otro hogar.

Veo que en la caja está escrito "Poché" remarcado con negro, eso hace que por unos segundos las imágenes de Marta antes de que se fueran del pueblo aparecieran en mi mente.

[...]

Ten, Dani— dice al entregarme una caja de cartón.

—¿Qué es esto?

Las dos estábamos en la puerta de mi casa. Marta había llegado un sábado por la tarde, no entendía el porqué de su visita.

Es una caja con las pertenencias de... de mi hija—al oír eso, sentí mi corazón estrujarse. —Yo me quedé con algunas, pero no podía con todas, ¿y quién mejor que su novia para tenerlas?— trató de sonreír, pero todavía no lo consigue. Igual que yo.

No se que decir...— murmuré. —Pero gracias Marta, en serio, muchas gracias— acepté la caja como un valioso tesoro, y lo es. —Sentiré a Poché aquí, todavía.

Lo sé hija, lo sé— dicho esto, se acercó y me abrazó con fuerza, permitiendome llorar en su hombro.

La extraño— las palabras rasgaron mi garganta como si fueran cuchillos.

Efecto Mariposa (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora