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—¿Señorita?
Salto sobre mi asiento al sentir un sonido chocar directamente con mi oído izquierdo.
—¿Señorita, está bien?— preguntan a lo lejos.
Gracias a la voz que me despertó (por segunda vez en el día) me trato de despabilar. Miro a mi alrededor y me doy cuenta que me encontraba dormida en mi coche (de nuevo) con mi cabeza recargada en la ventanilla, y gracias a eso, un dolor se instala en mi cuello por la posición tan incómoda en la cual dormí.
Por Dios, ¿cuánto tiempo estuve dormida?
Tallo mis ojos mientras bajo la ventana de mi lado, creo que se me está haciendo costumbre descansar en mi auto.
—¿Usted se encuentra bien?— alzo mi mirada y veo a un oficial inclinado hacía delante para poder verme mejor. Él pasa toda su vista por el interior de mi auto, y ahí es cuando le agradezco a John de que haya tirado todas las botellas de alcohol en la mañana.
—Sí, sí, lo estoy— contesto un poco mareada y con náuseas. Por alguna extraña razón me siento mal, además ¿cómo por qué estoy aquí? Me encuentro en el estacionamiento de un restaurante de comida rápida. No recuerdo hace cuánto llegué, ni siquiera recuerdo cuándo caí dormida, pero al menos se qué no llevo horas aquí porque el Sol sigue en su punto alto.
—Si necesita ayuda, puede decirme— insiste sin dejar de verme con su mirada seria, pero yo niego con mi cabeza dándole entender que estoy bien.
Que vergüenza, ya van dos personas que me encuentran dormida en mi coche.
—Estoy bien, no se preocupe, solo que estoy un poco cansada, pero ya me voy— le doy una pequeña sonrisa y él asiente mientras da pasos hacía atrás para alejarse de mi coche y dirigirse a su patrulla. Yo suspiro al verlo a unos metros lejos de mí y recargo mi frente en el volante.
¿Por qué estoy aquí? Vamos, Calle, recuerda...
—Ah, lo tengo— alzo mi cabeza con una gran sonrisa mientras busco en algún lugar de mi coche mi billetera, pero me detengo segundos después al no encontrar nada. —¿Será qué la olvidé?— muerdo mi labio inferior. Ya que estoy frente a un restaurante, quiero aprovechar para comer algo, pero ahora veo que no se podrá.
Estiro mi mano para buscarla en el último lugar que espero que este, en el compartimiento del coche, pero al abrirlo veo algo que me hace cambiar totalmente mis planes y quitarme el hambre en un segundo. Con una gran respiración tomo el diario de Poché.
¿Entrada del diario número 192?
Trago saliva recordando y sintiendo una extraña sensación en el pecho. ¿Por qué presiento qué lo qué leeré no me gustará para nada? Cierro mis ojos y me armo de valor. Nunca sabre si me gustará o no, sino lo abro, así que Daniela, se valiente.
Mis dedos se devuelven entre las páginas del diario buscando el número de esa entrada. Todo sigue igual como la ultima vez que lo vi, hasta las hojas arrancadas de casi al final siguen aquí, que cada vez que las veo, siento una punzada en mi sien derecha, pero lo ignoro, no quiero martillarme la cabeza por encontrar el motivo de eso ahora, necesito saber lo que desencadenó mi discusión con Laura.
Mi nerviosismo aumenta y mi respiración se va haciendo irregular a cada página que doy vuelta.
188...
189...
190...
191...
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Efecto Mariposa (Editando)
Fiksi PenggemarUn 08 de Agosto del 2014 fue el día en que María José desapareció. Nadie, ni siquiera yo, comprendimos el como ni el porque, pero lo que si se tenía en claro es que su desaparición fue un hecho misterioso. Años después de aquel doloroso día, regres...