Capítulo 6

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—¿Qué ves?— a lo lejos escucho un susurro acompañado con una suave brisa de aire.

—No lo sé.

Observo todo a mi alrededor y es absolutamente negro. Todo es un gran vacío y, por más que camino, no escucho o veo algo.

—Avanza, el vacío es el inicio de todo— aquella voz sigue hablando.

De la nada, una luz proveniente de una lejanía inexistente comienza a iluminar todo y, gracias a ello, veo como aparece poco a poco un hermoso paisaje de árboles verdes y un cielo celeste. Debajo de mis pies aparece un asfalto un poco coarteado y el panorama del pueblo se proyecta mientras una canción suena proveniente de una radio dentro de la tienda a mi izquierda.

—¡Calle!— Poché sale de la biblioteca que está frente mío con un libro gigante entre sus brazos.

—¿Poché?— doy un paso hacía atrás a causa de la impresión cuando ella se acerca a mí.

No recuerdo haber vivido un momento así con ella años atrás.

—¿Qué haces aquí?— le pregunto un tanto nerviosa viendo a mis alrededores: no entiendo nada.

Poché me sonríe y cruza su brazo con el mío, haciendo que no sienta absolutamente nada, no cómo en mi otro sueño.

—Vine por un libro, me encanta leer, ¿te habías olvidado de eso?— ella dice y yo niego con mi cabeza.

—Amas leer, pero no amas leer libros de divulgación científica— le recuerdo y ríe a carcajadas.

—¡Claro que sí! Unos puedes resultar interesantes— me dice mientras caminamos juntas por las calles del pueblo, aún no se a donde nos dirigimos —Por ejemplo, mira lo que encontré— ella me pasa aquel libro y me quedo unos segundos observándolo.

—¿"Efecto Mariposa"?— frunzo un poco el ceño confundida al leer el título. Ells asiente y me incita a seguir leyendo la sinopsis —Una pequeña perturbación inicial puede generar un efecto considerable a medio y corto plazo...— termino de leer y le devuelvo aquel libro sintiéndome, raramente, ansiosa. ¿Por qué leer eso me produjo escalofríos?

—Es interesante, puede que te lo preste después de terminar de leerlo, solo le digo a la bibliotecaria y listo— ella menciona mientras sigue su camino.

—Poché— antes de poder seguirla, todo desaparece en un pestañeo y vuelvo al escenario vacío y oscuro de antes —¿Poch...— me interrumpe el hecho de aparecer abruptamente sobre el suelo de una calle desolada en medio de la noche mientras llueve —¿Pero qué?— mi vista sube y noto que me encuentro cerca de mi casa.

Me pongo de pie con un poco de miedo por donde me encuentro. Comienzo a caminar y todo es silencio, no hay ni una alma caminando por las calles, pero ¿a quién culpo? Es entendible.

—¡¿En serio tiene que llover justo ahora?!— escucho gritar a alguien y me acerco a la voz lo antes posible.

—Poché— susurro al verla a unas casas delante mía, posiblemente corriendo a la suya.

La veo pasar entre la calle con un poco de cuidado para no resbalarse, segundos después mi respiración se agita al verla a un lado del bosque. ¿Esto fue antes de qué desapareciera? Trato de acercarme a Poché, pero mi cuerpo no responde justo en el momento de ver una silueta moviéndose detrás de un árbol a lo lejos.

—Poché...— susurro con mi voz cortada —¡Poché!— comienzo a correr hacía ella, pero entre más avanzo, más se aleja —¡Poché!— mi mundo se vuelve negro y ahora abro los ojos encontrándome a dos personas viéndome muy fijamente.

—¿Cómo estuvo?— Robert se encuentra encima del escritorio mientras escribe algo en un cuaderno pequeño.

—¿Pudiste averiguar algo?— pregunta Rosalind en su silla tomando su té de lo más tranquila.

Mi pecho sube y baja rápidamente y no puedo contener los jadeos que salen de mi boca. Siento el sudor recorrer mi frente y lo limpio rápidamente.

—No quiero volver a hacer esto— les digo mientras me siento en el sofá —Nunca en mi vida.

—El mundo de los sueños es de lo más fascinante, desvela tus fantasías más profundas, las verdades más guardadas y los miedos más oscuros, ¿y sabes qué tienen de común todas ellas?— pregunta Rosalind y yo niego —Que todas son respuestas, y eso es lo que buscas: una respuesta.

—"Algunas preguntas no tienen buenas respuestas", Wyatt Russell— cita Robert mientras ve un libro con interés —¿Estás segura qué quieres llegar al final de esto?— me mira de reojo.

—Al final ¿de qué?— los observo incrédula —¿Me están diciendo qué esto es algo más profundo que un simple sueño por algún trauma?— digo y ellos, cómo las otras veces, se miran entre sí por unos segundos y después regresan sus miradas a mí.

—"Las únicas respuestas interesantes son las que destruyen a las preguntas", Susan Sontag— acota Rosalind acercando la taza a sus labios una vez más.

—¿Y si dejan de responder tan evasivamente y mejor lo hacen directo? No quiero descifrar cada palabra que dicen— mi tono de frustración se llega a notar.

—"Las preguntas no son indiscretas, más a veces si lo son las respuestas", Oscar Wilde— Robert añade haciéndome enojar.

—Veo que lo último que encuentro aquí es una solución. No puedo creer que todo esto haya sido una pérdida de tiempo— me levanto del sofá de la peor forma posible: molesta.

—Es una pérdida de tiempo si lo crees— Rosalind interrumpe mi ida.

—Y creer no es tu fuerte— Robert se baja del escritorio y se acerca hasta parar al lado de ella —El tiempo nunca se pierde, solo se va.

—O regresa— Rosalind le sonríe y él niega.

—Corrección: o lo haces regresar— él deja su mano sobre el hombro de ella y se sonríen aún más.

—No entiendo nada de lo que dicen, así que es mejor que me vaya de aquí— paso de ellos para retomar mi camino hacía la puerta.

—Daniela— Robert me llama provocando que detenga mis pasos —Las cosas pasan por una razón, no te conformes con el qué, también busca el porqué y el cómo.

—Recuerda esto: sucedió, sucede y sucederá— habla Rosalind todavía sentada en la silla —Solo es cuestión de conjugar.

—Y para conjugar necesitas saber los tiempos— Robert prosigue.

—¿Y qué mejores tiempos que el pasado, presente, y futuro?— ella responde con una risa —Esta vez el orden de los factores si altera al producto.

—Y es mejor iniciar por el vacío para terminar en lo incierto— dice —Además, los sueños pueden hacerse realidad— Robert me sonríe por ultima vez antes de que decida salir de ahí.

Bajo las escaleras quedándome totalmente confundida con lo que escuché. ¿Por qué siento que ellos saben más de lo que aparentan?

—Calle, ¿estás bien? ¿Qué pasó?— Laura fue la primera en llegar a mí con preocupación en su rostro.

—Pasaron muchas cosas... ¿te puedo contar después? Ahora necesito descansar— respondo y ella asiente sin ninguna objeción.

Antes de irnos, miro el mostrador con curiosidad y noto las hojas sueltas que están en los libros, ahí puedo notar cómo es que, en unas, hay dibujos de ojos como los que se encuentran en el diario de Poché.

—¿Calle?— Laura me llama sacandome de mi pequeño trance.

—Vámonos— digo sin darle toda la importancia. Una coincidencia más.

Vemos a Lucía todavía impresionada por las cosas que hay, pero tuvimos que sacarla a rastras porque ya no queríamos pasar un segundo más aquí. Al salir de la tienda, nos montamos en mi coche y regresamos al pueblo.

Espero todo tenga una buena respuesta.

Efecto Mariposa (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora