Efecto Mariposa (Editando)

Capítulo 61

《Cuando lo vi, caí como un muerto a sus pies. Y el puso su mano derecha sobre mí, diciendo; No temas, yo soy el primero y el último.》

Idiota. Lucas es un idiota.

Se supone que debemos estar juntos ahora que lo peor ha empezado y se le ocurre querer separarse, ¡lo peor es que le hice caso! Ahora estoy deambulando sola en un inmenso bosque oscuro, a veces los crujidos de ramas me asustan y los sonidos lejanos del helicóptero también, pero prefiero eso a toparme con un siervo de El Profeta.

—Maldita sea, odio este lugar— gruño pasando entre los árboles. Todas las veces que vine aquí con Poché no sirvieron de nada, esto parece nuevo para mí.

La oscuridad empeora demasiado mi visión y la Luna no sirve de mucho, pues le grandeza de los árboles entorpece el paso de la luz.

A pesar de dar pasos ciegos, puedo mantenerme todavía de pie. No sé cuanto tiempo llevo caminando, pero me temo que haya ocurrido algo importante mientras estoy aquí un poco perdida. Un poco solamente.

Me detengo al escuchar el inconfundible sonido del agua, específicamente la del río. Era tiempo de encontrarlo, necesitaba algo así para guiarme. Todavía recuerdo el camino que tomé con Lucas para salir del bosque después de ver por primera vez a El Profeta.

Sigo la suave melodía que crea aquel cuerpo del agua en esta silenciosa noche. Me da escalofríos no escuchar nada más que eso, es como si lo que pasó momentos atrás nunca hubiera existido.

Veo por fin una tenue luz entre los grandes pinos, gracias a eso se que estoy cerca de mi destino. Esquivo árboles, quito arbustos de mi camino y paso encima de rocas; ahora mismo cosas como esas no me detendran.

Pero hubiera deseado que algo lo hiciera.

—Llegas tarde— aquella voz me perturba.

Me muevo hacía atrás, pero lo que una vez esquive, hace que me trompiece. Mi pie pisa mal una roca lo que me provoca que me resbale. Suelto un quejido cuando mi cuerpo choca contra el suelo en un duro golpe.

—¿Qué haces aquí?— pregunto al pararme con rapidez. Mi mano derecha va hacía atrás ocultando aquello que pueda tanto salvarme la vida como quitarmela. Además, todavía no es el momento de mostrarme fuerte ante él.

—Voy siempre un paso delante tuya, ya deberías saberlo— responde tranquilamente dándome la espalda.

Ahora mismo está tan vunerable conmigo, puedo simplemente alzar mi mano y acabar con todo, pero hay algo que me impide hacerlo.

—Entonces... ¿es cierto? ¿Esto ya ha pasado antes?— mi voz tiembla. Pensar en eso hace que todo se complique. Pensé estar un paso delante de El Profeta; idee algo, se supondría que lo mejor para alguien que viera un posible futuro sería no tener ningún plan, eso haría que hicera cosas totalmente aleatorias e inesperadas, lo que provocaría la creación de más caminos y que el futuro cambiará a cada decisión, pero... si esto ya pasó, si volvemos a vivir lo mismo una y otra vez, eso significaría que ya sabe sobre mi plan, y que cualquier cosa que haga terminará en un final que sabe y espera detener.

—Incontables veces. Probablemente— responde. Sigue sentado dentro del río, dejando que su cintura para abajo este completamente bajo del agua mientras la luz de la Luna lo ilumina desde arriba. Aquella escena es, extrañamente, pacífica, y sumando el ligero sonido del aire y el agua, hace que todo se viera como una noche normal, como si ningún caos estuviera sucediendo dentro de este bosque.

—¿Cómo puedes saber eso?— frunzo un poco mi ceño. Probablemente dice aquello para confundirme, puede que este mintiendo, siempre lo ha hecho. Seguramente quiere que crea eso para manipularme.