Efecto Mariposa (Editando)

Capítulo 11

Viernes 08 de Febrero del 2019.
10:34 a.m.

Mis ojos se abrieron lentamente acostumbrándose a la luz del Sol que entra por mi ventana. Me quedo quieta mientras observo el techo con sorpresa. Mi mirada se pasa por toda mi habitación.

¿Por qué no había soñado con ella?

Fue lo primero que pienso al saber dónde me encuentro. Me levanto de mi cuarto y me dirijo al baño, ahí observo mi cara con detenimiento. Sigo teniendo veintitrés años.

Trato de que eso no me afecte en lo absoluto, no quiero acostumbrarme a verla todas las noches. —En fin, después de todo sí eran sueños— murmuro y comienzo a hacer mi rutina diaria.

[...]

—¡Buenos días!— saluda con extremo entusiasmo John, quien está preparando unos panqueques y algo de café.

Por alguna razón, no me sorprende para nada verlo aquí.

Ayer en la noche nos la pasamos platicando en la sala. Margarita se había ido a dormir temprano y nosotros nos quedamos hablando de cientos de cosas diferentes. Opinamos de como ha cambiado el pueblo; cómo es la ciudad; a qué me dedico; que relaciones mantenemos, y también de lo que pasa en el mundo actualmente. En fin, nos conocimos aún más y me di cuenta del interesante hombre que es.

—Buenos días— saludo mientras me acerco más a él. —Huele delicioso.

—¿En serio?— pregunta y asiento. —Genial, ya puedo dedicarme a chef— dice haciéndome reír.

—Creo que mi mamá estaría un poco celosa al ver que alguien puede hacerle competencia a sus panqueques— digo mientras tomo asiento en una de las sillas del comedor.

—Uy, me gustaría ver quien de los dos se queda con el trono— bromea para después tomar asiento frente mío. —Quería preguntarte algo.

—Claro, ¿qué es?— lo miro después de comer un pedazo de hotcake. Sí que le quedaron deliciosos.

—Me gustaría saber si tienes planes para hoy. Ayer me dijiste que estabas sorprendida de lo diferente que se ve el pueblo, así que me gustaría ser tu guía turístico.

Trago y no puedo evitar que se escuchará más fuerte de lo normal al pasar por mi garganta. Eso me dejó sin habla.

—Eh, pues...— llevo un mechón de mi castaño cabello detrás de mi oreja derecha dejando ver lo nerviosa que estoy.

No quiero salir; sé que en la propuesta no hay dobles intenciones, pero sí mi madre estuviera aquí, me alentaría a aceptar la invitación de John. Desde que nos fuimos del pueblo ha querido que comience a buscar nuevas personas, pero me es imposible —algo que ella aún no ha entendido—, por eso he tenido varias citas que han terminado en fracaso, como la de Jeremy.

—¿Estás bien?

—Si, solo... recordé algo, y...— tengo que ver al sheriff, ir con Las Villa y también a la biblioteca, no tengo tiempo para salidas. —Hoy tendré un día muy largo y pesado; saldré con unas amigas, se los prometí ayer— hago una mueca apenada —Perdón, ¿lo dejamos para otro día?

—Sí, claro, no te preocupes— asiente con una sonrisa sin despegar sus labios. Parece comprender mi situación.

El desayuno pasó entre risas y anécdotas. John es una persona muy divertida y eso me agrada. Cuando noto que duramos una hora hablando, decido levantarme para llevar mi plato al fregadero.