10. La felicidad es un arma tibia

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Recomendación: escuchen la canción en loop mientras leen el capítulo, denle play cuando aparezca la letra y déjense llevar, la canción los hará meterse más en la atmósfera 😉

La canción es Happiness Is a Warm Gun (de preferencia la versión de Across the Universe)

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Marco se siente ansioso, desesperado. No puede sacarse de la piel esa sensación extraña. Todo el revoltijo de sentimientos de Miguel que no deja de revolverse en su interior. La ansiedad correteándole en la espalda como un millar de arañitas. Miguel le dijo cosas horribles a aquel chico. Cosas horribles en las que ni siquiera cree. Miguel dijo algo que atenta completamente contra sus principios, a la crianza que les dio Chema solamente por un berrinche. No puede con eso, es demasiado. Miguel estuvo a punto de golpear a su ex por un berrinche.

Marco no quiere seguir pensando en eso. No quiere ver a su hermanito como el malo de la historia, no le gusta pensar en todo lo que Miguel podría ser capaz de hacer cuando se enoja. Cuando se ve abordado por aquella ira maldita e incontrolable. Esa ira siempre ha estado allí, dentro de Miguel, en lo más recóndito de su ser. Marco la ha sentido en más de una ocasión. Una ira antigua, profunda y violenta que parece adherida a su misma existencia. Normalmente Miguel es el chico más dulce, tranquilo y amable del mundo. Pero a veces, en muy contadas ocasiones, Marco puede sentir aquella emoción sobrenatural burbujear y agitarse dentro de su hermano. Quiere olvidarlo, barrerlo debajo de la alfombra, dejar de pensar en ello.

La chica con la que se encuentra esa noche es preciosa. Una rubia, de piel blanquísima, con una dulce boca de labios rozados, con muslos llenos y pechos que le caben en la mano. La chica arquea la espalda en un ángulo delicioso mientras Marco entra y sale fuertemente de ella. Tiene una voz bonita. Se siente húmedo y caliente dentro de ella. Aunque para ser sinceros, Marco es mucho mejor que ella moviendo la cadera cuando se la están metiendo.

El sexo con esa chica no es malo, aunque tampoco es realmente bueno. Solo está bien y eso no es suficiente. La toma de las caderas y embiste más rápido contra ella, más desesperado. No se le quita la sensación rara de la piel. No se va. La chica se deshace en gemidos, se le ponen los ojos en blanco y le tiembla todo el cuerpo. Marco tiene la respiración pesada y a veces, cuando la chica hace esa cosa de apretar su coño, a Marco se le escapa algún gemido bajo. Pero sigue sin ser suficiente. Los sentimientos de Miguel se siguen agitando dentro de él. Demasiada furia, demasiada culpa.

Marco se agacha sobre ella para besarle el cuello y morderle las clavículas. La chica gime aún más. A Marco ella le da un poco de envidia, ella se está desquiciando y él sigue sin conseguir dejar de pensar tanto. Él sigue sin conseguir callar los gritos de Miguel en su pecho. Detener a las jodidas arañas que le trepan por la piel. Realmente desearía que Miguel pudiera controlar su conexión. La conexión solo deja pasar sus sentimientos más intensos, lo cual es una suerte y una desgracia. Marco es capaz de decidir qué es lo que le va a permitir sentir a Miguel. Pero Miguel no. Miguel vierte sus sentimientos más intensos hacia Marco sin filtro alguno y él no puede hacer nada para detenerlo. Por suerte, solo son los sentimientos intensos, si pudiera sentir absolutamente todo lo que Miguel siente, se volvería loco.

Exasperado, sale de ella y la hace darse la vuelta. La chica alza el trasero, Marco la toma de la cadera y vuelve a entrar. Marco sigue sin estar del todo allí. La chica está en ello completamente, pero Marco simplemente no puede. No deja de pensar, es algo frustrante. Intenta concentrarse en ella, en el sonido de su voz, en el calor húmedo que lo envuelve. Pero no puede. Está ansioso, desesperado y frustrado porque no consigue concentrarse. Porque no consigue dejar de pensar, dejar de sentir.

La chica es sexy, le gusta su voz, le gusta su cuerpo. Tal vez terminando con ella vaya a otro bar. Debería buscar a otra persona que lo haga dejar de pensar malditamente tanto. Que lo ayude a dejar de sentir todo aquel revolvedero desquiciante de sentimientos encontrados. Que calme el hormigueo sobre su piel. Se acuerda de una chica en Ciudad de México con la que estuvo en una ocasión. Tenía un rostro bonito, una cintura delgada y una verga enorme. La recuerda erguida sobre él, embistiéndolo con fuerza. Miguel acababa de armar una rabieta y esa chica consiguió hacerlo dejar de pensar tanto, consiguió hacerlo dejar de sentir tanto. Pero esta no. Tal vez lo que Marco necesita es que alguien se la meta. Tal vez con algo dentro pueda conseguirlo.

Viva las GaygasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora