10. Estallido de Esperanza

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Empezó desde tus brazos, es un catalizador
Eres un químico que quema y no hay nada que se le compare
Eres el elemento más puro pero tan volátil
Una ecuación enviada del cielo, y serás por siempre inyectado
Extrañeza y encanto
Siéntelo en mi, amor
La extrañeza y el encanto
Un átomo a otro átomo, oh
¿Puedes sentirlo en mi, amor?
De un patrón a otro patrón
¿Cuál es el problema conmigo, amor?
Extrañeza y encanto.

Strangeness and charm by Florence and The Machine.





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Durante octubre, el clima se tornaba más frío de lo que soportaba. En efecto, detestaba la pérdida del calor veraniego; detestaba el paisaje pelado del boulevard principal del pueblo, donde tan colorido era todo en primavera.

Esa tarde salí de la escuela junto a TaeMin, íbamos al centro a saludar a mamá en la florería, antes de seguir hasta casa. Teníamos un trabajo práctico que hacer para el viernes y estábamos con el tiempo límite, así que si era necesario, pasaríamos toda la noche en vilo. Él venía hacía varias calles hablándome de una chica que le parecía linda, y yo no tenía mucho para decirle al respecto; quería poder hablar de alguna de ellas, pero simplemente no podía.

Prefería fingir que no estaba interesado en ninguna, a revelarle mi infatuación hacia KyungSoo, a quien también conocíamos desde la niñez. Sin embargo, temía alejarlo si le decía algo, si le decía siquiera que se trataba de un chico. Quizá creería que le mentía con tal de mantener nuestra amistad. TaeMin daba por sentado que él era mi único amigo desde hacía tanto tiempo, y tal vez sí; le mentía respecto a eso. Yo estaba desconectado de su voz, él hablaba pero no estaba prestándole atención; estaba imaginando las posibilidades de verdaderamente contarle lo que pasaba por mi cabeza, y de vez en cuando también, por mi corazón.

Estaba concentrado en un punto invisible, mirando hacia delante con cada paso que daba; contemplando la arboleda lúgubre y despojada de verde. De repente mis ojos a la distancia, se posaron en dos figuras sentadas en unas bancas. Veinte, treinta metros, no sé cuántos nos separaban; pero identifiqué a uno de ellos a medida que avanzábamos. Fingí no conocerlo, KyungSoo estaba con una chica, pero apenas pasamos por delante de él, comenzó a besarla descaradamente, tomándola de la barbilla, y observándonos mientras nos alejábamos.

O quizá sólo me estaba mirando a mi.

Por unos dos minutos, no hablé en lo absoluto con TaeMin, no sé qué le pasaba exactamente. Él también se había silenciado como si hubiese visto a un muerto, su semblante había decaído por completo, y de pasar a hablar con emoción, ahora lucía deprimido. Mi nudo en la garganta también era grande, nunca hubiese imaginado que ver algo así me provocaría contener un absurdo llanto, pero debía hacerlo. TaeMin estaba a mi lado, y llorar, sería tener que pensar en una verdadera y gran mentira, algo que no se me daba nada bien.

—¿Qué pasa Tae?

—¿Ese era KyungSoo?

—Sí... ¿Por?

—Es un estúpido... —masculló—. Pero al menos es popular.

—¿Qué?

—Estaba con SooJung.

—Oh... No noté que era ella.

Bueno, ahora TaeMin también tenía motivos para estar molesto con él. Le habían arrebatado a la chica que le gustaba.

—Claro que no, ¡si desde que salimos no estás prestando atención a nada de lo que te digo! —reclamó.

Agaché la mirada sin saber qué decir, lo cierto era que no tenía nada tampoco para agregar, por lo que proseguí con mi camino, pero TaeMin repentinamente insistió con sus reclamos; entonces me detuve, giré a escucharle, él se había quedado quieto en su lugar, y yo no entendía a qué venía ninguna de sus quejas.

Memorias de una Orquídea 🌺 (KaiSoo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora