Él es un villano, sigue la ley del Diablo
Él es un asesino por diversión
Es un soplón e impredecible
No tiene consciencia, no tiene nada
Oh, lo sé, debí dejarlo ir, pero no
Porque él es un chico malo con un corazón corrompido
Y ya sé que esto no es inteligente.
Pero mamá, estoy enamorado de un criminal
Y esta clase de amor no es racional, es física
Mamá, por favor no llores
Estaré bien
Las razones ya no importan
No puedo negarlo
Amo a este chico.Criminal by Britney Spears.
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Visitar la casa de JunMyeon, rompía con mi indignación y vergüenza hacia él y toda su familia. Los dos sentimientos convivían paralelamente en mi, y no podía evitarlos; sin embargo, mi fortuna estaba en que lo visité mientras ninguno de sus padres estaba allí, así que mi nerviosismo, se reducía varios niveles ya que ellos tampoco soportaban verme. De hecho, no les importaba quién era el verdadero ladrón, sino que yo había tenido el anillo durante esos años... y seguía deambulando libre por el pueblo.
En los días siguientes, KyungSoo se escondió en la despensa de su casa, él entraba y salía en los horarios que su madre no estaba. Sospeché con motivos, que ella sabía que su hijo estaba merodeando por allí, ya que por las noches, espiaba con sigilo a través de la ventana de la habitación de KyungSoo, y miraba con disimulo hacia la mía. Probablemente buscaba una aprobación de mi parte, o un atisbo de que su hijo -pese a todo-, seguía estando insano, pero a salvo. No obstante, yo no le daba indicios de nada, y ella tampoco insinuaba algo. Ni siquiera se atrevió a preguntarme sobre él, simplemente era una especie de extraña telepatía, donde ambos sabíamos la verdad, lo correcto: que KyungSoo estaba en el pueblo, y que no era recomendable para ninguno de los dos -ni ella ni yo-, el tener contacto con él.
De todos modos, ignorando la intuición, en las noches me fugaba de casa y me encontraba con KyungSoo en el bosque. Ese mismo lugar donde hacía años había ocurrido la tragedia, y que ahora se había convertido en el centro de mis lujuriosos deseos, donde nos besábamos y tocábamos, donde yo siempre quería un poco más... Más de eso que él detenía, porque quería que fuese especial. Pese a mi insistencia, a mi cuerpo dejándose llevar por los instintos sexuales que me esclavizaban ante su toque, creía en su palabra de querer darme algo mejor que una rápida cogida a orillas del lago.
Y como un crédulo, esperaba también por ese día especial.
Finalmente, después de una calurosa semana donde robaba dinero de la florería a escondidas para comprar comida para él y disfrutar en el bosque, KyungSoo también me contó de la vez que había robado la casa de JunMyeon; que se había metido por la puerta trasera, la que mantenían sin llave mientras nadie estaba. Así eran las cosas en ese entonces, la confianza máxima y la delincuencia inexistente, obviamente, hasta que él llegó al pueblo.
Ahora la casa de JunMyeon tenía alarma, y en las ventanas y puertas, rejas por delante. KyungSoo se había quedado esos días, para monitorear el movimiento de la familia. Al mediodía, sólo estaba JunMyeon y había que aprovechar ese único momento, porque luego se iba a la universidad y ya no teníamos forma de entrar a la casa. Además, esta vez, KyungSoo quería llamar la atención lo menos posible, por lo que planeó en que yo distraería a JunMyeon, y él vendría más tarde a sorprenderlo, dándome tiempo a llevarme lo que encontrase en la habitación de sus padres.
Mi miedo radicaba en que no hubiese nada que llevarme y luego nos descubriesen en un intento de robo, pero KyungSoo estaba seguro de que si no tuviesen nada valioso, entonces no habría tanta seguridad en la casa; y eso era bastante lógico, después de todo seguían siendo una de las pocas familias que estaban tan traumadas con los ladrones, y también de las más adineradas. En el pueblo, todos tenían casa, no había indigentes como los que se solían ver en las películas, a lo mucho habían tres o cuatro borrachos cerca de los bares, pero que su estado no les permitía alejarse más de dos o tres calles del vicio; eran como perros abandonados, dormían allí por las noches y eran alimentados por los dueños.
Así que sí, había algo; sobre todo cuando la madre de JunMyeon seguía siendo una mujer tan coqueta que presumía sus adquisiciones y los negocios de su esposo, con cada vecino posible. No era mentira que eran demasiado pretenciosos para un pueblo donde la mayoría era bastante humilde, pero siempre alguien tenía que pecar de vanidad, y lamentablemente, le había tocado a los padres de JunMyeon.
Para el lunes, la calle de su casa estaba desolada. Hacía calor y KyungSoo esperaba dentro de su auto chatarra, le faltaba pintura y tenía algunas abolladuras, además de que dentro del pueblo, le había sacado la matrícula -aún si era una falsa-. En ese entonces, ya no me interesaba cómo había conseguido esas cosas, siempre y cuando, él me llevase lejos y pudiese tener un techo. Así luego, yo tendría tiempo de encontrar un trabajo y pagaría mis estudios que tanto anhelaba... O esos eran mis planes sin consciencia, unos que ya estaban truncados mucho antes de siquiera haberlos decidido.
Y es que, ¿sería posible predecir alguna vez a Do KyungSoo?
Definitivamente no.
Nunca.
Nunca...
Nunca más podría confiar en él.
Después de lo sucedido ese día,
ya no había escapatoria,
excepto una y otra vez,
seguirlo por un túnel sin salida.
Mis fantasías se habían alzado demasiado,
era una batalla perdida,
y mi campo de visión estaba nublado.Nublado otra vez en sangre.
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Memorias de una Orquídea 🌺 (KaiSoo)
Fanfiction¿Qué son estos treinta años cuando regreso a los trece y a aquél reencuentro? ¿Qué son estos treinta que tan sólo viéndolo pasar de largo a mi lado, en medio de la calle, en el centro de la ciudad y perdiéndose otra vez, me hace perderme a mi mismo...