Memorias de una Orquídea 🌺 (KaiSoo)

11. Alianza

Las razones por las que no puedo tenerte, son tan fáciles de resolver
No lo tenía planeado, pero lo haré por esto
Las razones por las que no puedo tenerte, no son tan complicadas
Bebé, si me dejas, no dudaré
Todo lo que sé, es esto...
Sé que ha habido un estigma a mi alrededor
Sé que escuchaste cosas sobre mi
Que duermes con un ojo abierto
Demasiado asustado de que rompan tu corazón
No hagas que esta mierda suceda
Podría decirte porqué dudas de mí
Te doy una vez, y ya no puedes vivir sin mi
Sólo quiero estar encima de ti
Todo lo que sé, es esto...

All I Know by The Weeknd.

🌺🌺🌺

A pesar de que no regresé a casa con KyungSoo -después de que mamá lo espantó-, no tardé en volver a verlo. Tras media hora de encerrarme en la habitación para hacer el trabajo práctico en el que ya no tendría la ayuda de TaeMin, obtuve una recompensa... O mejor dicho, una distracción. Una muy dura y grande, y que tendría que erradicar desde ese día en adelante.

Apenas oí el repiqueteo en el vidrio de mi ventana, corrí la cortina; él estaba en frente, a la distancia. KyungSoo estaba allí, sonriéndome desde la ventana de su casa. Nunca durante mi niñez lo había visto asomarse a ese lugar, probablemente era la habitación de sus padres y ahora había acabado perteneciéndole tras tantos cambios. Me saludó con la mano izquierda, y con la derecha, arrojó otra piedrita que golpeó en mi vidrio. Me indignaba su comportamiento, pero tenerlo en frente era algo imposible de obviar; así que alcé mi dedo medio y volví a correr la cortina. Durante un buen tiempo, era mejor decir basta a Do KyungSoo. Basta a sus idas y vueltas, a sus sonrisas y palabras bonitas, que luego se transformaban en dolorosas a su conveniencia.

Si sentirse en el cielo cuando me besaba la mejilla y me miraba con anhelo era la recompensa por hacerme derramar lágrimas, entonces no estaba seguro de poder soportarlo. Me era necesario tan poco tiempo para revivir lo mismo que en la niñez, que quería creer que podía ser más inteligente que en ese entonces. Dejarme llevar por un rostro bonito, por sus atenciones confortadoras en momentos desesperados, era inaudito. Do KyungSoo, aunque me hacía sonreír, seguía teniendo ese halo de maldad que no comprendía, que sólo debía dejar ser, y con el que no debía entrometerme.

Era oscuridad aunque no quisiese aceptarla.
Era un amor sin esperanzas.
Veneno desde su primera sonrisa,
y la pérdida de toda mi templanza.
Para enero,
el frío ya helaría mi cerebro.
Y cualquier posible miedo,
se convertiría en alianza.

Mi cumpleaños catorce, había pasado cubierto en nieve y familia. TaeMin me había llamado por la noche para saludarme, y aunque podría haber sido el peor momento del día, fue el pie para reconciliar nuestra amistad. Lo único difícil entre tanto frío, era ignorar a KyungSoo. Era un esfuerzo intentar no pensar en él, intentar congelarlo y mantenerlo apartado; pero con el paso de los días, se transformaba en una imagen, la cual tapaba con nuevas distracciones: un libro, cómics, los shows estúpidos de la tele, e incluso escribir.

Cada tanto lo veía a través de su ventana, él se empeñaba en pasearse con su torso pálido y desnudo, y yo me atrevía a cerrar las cortinas y arruinarle la escena. Obviamente con frustración; porque claro que adoraba y me moría internamente, por ver hasta dónde era capaz de llegar. Pero también me asustaba siquiera imaginar las cosas que podría provocar en mi, si lo dejaba avanzar con su show nudista. Mi cuerpo acababa caliente cuando algunas veces, la tentación era más fuerte y me quedaba rendido y observándole de modo juzgador, pero KyungSoo desde el otro lado, sólo reía divertido. Era evidente que quien más lo disfrutaba era él que yo. Como si él supiese que no importaba cuánto lo esquivase, siempre seguiría provocando algo en mi.