7. Regalo de Bienvenida

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Me dejo llevar por el día
Y mamá no se enorgullece de mi
Ella sigue hablándome pero yo estoy en las nubes
No siento la presión, aquí arriba el aire es más fresco
Estoy muy arriba
Y un lunes, nos despertaron
Entonces flotamos lejos y ya era domingo
Todo lo que queremos es olvidar
Nos drogamos, es un hecho
Todo el día como Mary, giramos y giramos
Todo lo que queremos es olvidar.

Lifted by Allie X.





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En siete años, las cosas en nuestra familia no habían cambiado mucho; como mencioné al inicio, yo comenzaba a ser un adolescente, GaIn se largaba junto a su profesor y la abuela estaba recientemente enterrada, rumbo a otro mundo. Cuánto más lo pensaba, más creía que su muerte era otro anuncio profético. Ella partía pero también de ese auto negro en la calle, alguien llegaba. El mal descendía nuevamente en persona, y estaba seguro que no tardaría mucho en introducirse en mi mundo. O yo en el suyo. Esos mundos que en mi imaginación cada vez más vívida y menos inocente, exploraba antes de dormirme por las noches, intentando soñar con cosas que deseaba mi cuerpo.

No podía avistarlo por completo pero no tenía dudas de que era Do KyungSoo. Esa palidez lunática y cabello negro aplastado, eran inconfundibles. Había regresado y nadie en todo el pueblo lo sabía, nadie se hacía la idea de que ese niño problemático de la infancia estaba de vuelta entre nosotros. ¿Habría cambiado? Nadie lo sabía y yo tampoco. Pero esperaba que sí, deseaba un cambio.

De sólo recordar la última vez que lo había visto, mi pecho se llenaba de angustia. KyungSoo había sido cruel conmigo, me había usado como a un juguete cuando se aburría, y luego me botaba cuando se cansaba; algo que sucedía bastante rápido. No obstante, no iba a dejar que los recuerdos me perturbasen. Si él había regresado, si sus padres lo tenían de vuelta en casa, sólo podía significar una cosa: que estaba bien. Que en efecto ya no cazaría pajaritos y los haría añicos en la despensa. Que ya no se me acercaría con el fin de fingir ser mi amigo. Que si pretendía intentarlo entonces sería sincero.

Y tal vez te preguntes, ¿por qué siquiera me imaginaba un posible reencuentro con él? Pero yo ya lo sabía. Porque, ¿a quién le interesaría leer la historia de un niño tonto y obnubilado por el humo tóxico de un amor con alas rotas? Sí, a nadie más y nadie menos que a mi, para así no olvidar nunca lo torpe que se puede ser, y en lo que no debo volver a caer.

Pero también y por sobre todo, para recordar cuando creo que ya no hay más esperanzas, que alguna vez existió algo tan intenso, que tal vez no debe ser llamado amor, pero es lo más profundo y cercano que sentí jamás por alguien. Algo que no debe repetirse, algo que siempre quedará grabado en mi memoria, pero que antes que dejarlo ahogarse todo en pensamientos sofocantes y rencorosos, causantes de cientos de ansiedades; prefiero liberarlos en unas cuantas páginas, y pintarlos como nimiedades. Prefiero inmortalizar esos sentimientos en otro lugar, en uno que no sea mi cuerpo. Prefiero recordar a KyungSoo como una bella orquídea y a mi, como su fiel enamorado empedernido.

¿Qué son estos treinta años cuando regreso a los trece y a aquél reencuentro? ¿Qué son estos treinta que tan sólo viéndolo pasar de largo a mi lado, en medio de la calle, en el centro de la ciudad y perdiéndose otra vez, me hace perderme a mi mismo y entre palabras?

Quizá él no me vio, o quizá ese hombre me vio y no era él. Quizá nunca fue KyungSoo, siempre fui yo. Pero desde hace un mes, que estoy reviviendo desde los trece años hasta los veintidós. Revivo todo lo que sentí solamente por él, lo que me hizo sentir al doble, por ambos. Porque KyungSoo era lo último en este mundo capaz de sentir y a partir de ese día en que regresó, yo estaba muy lejos de descubrirlo.

Memorias de una Orquídea 🌺 (KaiSoo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora