CAPITULO 8

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Los días fueron pasando y hoy mismo operaban a Marco. El mallorquín parecía estar super nervioso, se le notaba en la cara, a demás de tener un humor de perros debido a esto. Mentiría si dijera que no estaba nerviosa, todos lo estábamos básicamente porque nunca se sabe como puede acabar una operación, puede tener complicaciones y definitivamente no queríamos eso para Marco.

Posiblemente hoy fuera el mejor día para trabajar. Juan sin duda me hacia despejar la mente y procurar no pensar en la operación de Marco que se estaría llevando a cabo en ese mismo momento. Solo esperaba que todo saliera de maravilla. En cuanto saliera del trabajo, comería y me iría directamente hacia allí.

-Am...Am... ¡¡AMBER!!-.El grito del pequeño me sacó de mi ensoñación-. Hazme caso.- comentó demandante-.

A veces el pequeño tenia momentos como este. Yo lo entendía, era la única, prácticamente, que le hacía todo el caso que el necesitaba, pero a veces lo que aprendía de su entorno salia a relucir. El pequeño no tenía la culpa, pero son cosas que no puedes pasar por alto.

-Juan, no seas grosero. Perdona ahora me tienes contigo- le sonreí y seguí jugando con el-.

Por suerte hoy fue un día bastante corto porque la madre del pequeño llego a las 2 horas de haber salido. Salí pitando por la puerta había quedado para comer con Lía y debía darme prisa porque tenia que pasar primero por mi casa, cambiarme y luego ir a la casa de mi amiga,quien odiaba con toda su alma que la gente llegara tarde y adivinad quien es la reina de llegar tarde a todos sitios.... Yo. Tras diez minutos de camino a casa, llegué, subí a mi habitación y rápidamente me puse unos pantalones de rayas blancas y negras, combinado con un camiseta de tirantes negra básica, en mis pies me coloqué unos zapatos negros de poca plataforma. Me desate el pelo, el cual había atado en una coleta para ir a trabajar, y me lo deje suelto. Mi cara parecía de un muerto, estaba super pálida así que lo mas rápido que pude me pinte los labios de rojo y me puse algo de base y corrector. Cogí mi móvil, el cargador de este y las llaves, rápidamente lo metí todo en una pequeña mochila azul cielo. Y como alma que lleva al diablo salí directa a la casa de mi amiga.

***

Como era de esperarse llegue tarde. Me bajé del coche y me dirigí hasta la puerta para picar al timbre. Tras unos segundos de espera, apareció mi amiga con los brazos cruzados en su pecho y con cara de pocos amigos.

-¡¡Hola Li!!- intenté poner mi mejor sonrisa- Estas increíble hoy.- mi amiga elevó una ceja-.

-Tus elogios baratos no van a hacer que mi enfado desaparezca-.

-Si mi amiga es guapa, se dice y punto -hice una pausa, para ver si obtenía algún tipo de respuesta-. He traído pasteles de tu pastelería favorita - me encogí de hombros-.

Tras unos segundos su semblante pareció cambiar radicalmente.

-Pues la verdad es que si, estoy increíble - sonrió y estiró su brazo para coger el paquete lleno de pasteles que le encantaban-.

Me reí al ver su reacción, conocía a la perfección a mi amiga y sabia que con la comida podría arreglar las cosas ademas de una alusión a lo espectacular que estaba. Entramos en su casa, nos dirigimos al comedor, en el cual estaba ya todo listo para comer. Ambas nos sentamos a comer.

-He hecho unos spaghettis-.

-¿Tu has cocinado?- la miro realmente sorprendida-.

Asiente con una sonrisa orgullosa.

Cojo el tenedor, enrollo la pasta antes de llevarla a mi boca y la saboreo. Aquello es una explosión exquisita de sabores.

-Encima esta que te mueres de bueno- comento mientras vuelvo a enrollar la pasta en mi tenedor-.

El pasado siempre vuelve |Marco Asensio|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora