El pasado siempre vuelve |Marco Asensio|

CAPITULO 19

A la mañana siguiente me desperté sola en la cama. Me quedé boca arriba concentrada en el techo. Por mi cabeza pasaba todo lo ocurrido ayer y no podía evitar tener sentimientos encontrados. Mire la en dirección hacia la mesita que se encontraba al lado de la cama y en la que estaba mi despertador, las 10 de la mañana, aunque por un momento sopese la idea de quedarme todo el día tumbada en la cama, reuní las pocas fuerzas que tenia en este momento y me levante para dirigirme al baño y darme una ducha. Tras un relajante baño, me vestí con ropa muy cómoda pues iría de nuevo al hospital a ver como se encontraba mi padre. Una camiseta de manga corta simple de color lila bastante claro, en la que adornaban unas letras blancas; unos pantalones vaqueros negros junto con unos playeros blancos. En el pelo decidí cambiar un poco y me hice dos trenzas de raíz, para después proceder a maquillarme muy sutilmente. Cogí mi móvil después de desenchufar el cargador y mi bolso. Bajé rápidamente las escaleras para entrar en la cocina y encontrarme ahí con la familia Asensio al completo.

-Buenos días - les sonreí una vez que capté su atención al entrar en el lugar, sus respuestas no tardaron en llegar, ya sea con una sonrisa o con mis mismas palabras. Me acerqué a la encimera y del frutero cogí una manzana-.

-¿Como esta Alfredo?- el mayor de los Asensio me pregunto mientras tomaba café de su taza-.

-Bueno ayer la verdad que me quede algo mas tranquila después de verle, pero tiene que cambiar al completo su estilo de vida y eso va a ser lo mas complicado porque es muy cabezota, ya lo conoces-. Me reí antes de llevar la manzana a mi boca y dirigirme hacia la puerta de la cocina-. De hecho ahora mismo me voy para allí, si tengo cualquier novedad ya te contaré-.

-Perfecto, aunque hoy me pasare a hacerle una pequeña visita- le sonreí enternecida pues mi padre y el de Marco habían sido amigos desde pequeños y se tenían mucho aprecio. Ellos siempre decían que eran como hermanos-. Entiendo que quieras estar con tu padre porque ahora mismo el te necesita, pero creo que deberías desayunar antes que nada-. Me miro con esa cara de desaprobación que tienen los padres, y es que el era como mi segundo padre-.

-No te preocupes que me llevo esto - levante la manzana- y tomare algo también en la cafetería del hospital-.

-Creo que mi padre tiene razón...- esta vez intervino Marco mirándome casi igual que su padre-.

-En serio os prometo que desayunare allí- les sonreí honestamente para que vieran que no mentía-. Os veo después, ya por la noche-. Me despedí de ellos rápidamente para que no les diera tiempo a recriminarme mas-.

Salí de la cocina y me fui a por mi chaqueta tejana y mi bolso. Antes de que me diera tiempo a encaminarme a la puerta, Marco hizo acto de presencia.

-Amber...- dijo llamando mi atención mientras se acercaba a mi caminando algo apresurado, supongo que por si no llegaba a hablar conmigo porque hubiera salido ya de casa-.

-Dime.. - le sonrío, hoy estaba guapísimo. Bueno generalmente siempre esta guapo pero hoy tiene como una aura... que no sabría explicar-.

-¿Quieres que vaya contigo? Puedo dejar el entrenamiento para mas tarde y...-le interrumpí inmediatamente-.

-No hace falta. Entrena que lo necesitas para ponerte bien, ya no te queda mucho para volver a jugar y tienes que estar al cien por cien- le sonreí orgullosa de el-. Yo me iré en coche, sin problemas-.

-¿Seguro? Por que puedo cambiar el entrenamiento, es totalmente comprensible...-.

-En serio Marco, no te preocupes-.

Sonrió y llevó sus manos hacia mi cintura para enrollarlas ahí y atraerme a su cuerpo con sus manos en mi espalda baja. Una vez a pocos centímetros de distancia unió sus labios con los míos en un beso lleno de amor y pasión. Pasó su lengua por mi labio inferior y al instante le concedí la entrada. Nuestras lenguas se rozaban en una sincronización increíble. Después de estar así por unos dos minutos, nos separamos y junto su frente con la mía.