CAPITULO 10

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He pasado una noche de perros. Creo que no he dormido en un sitio mas incomodo que dos sillas de hospital en mi vida. Me desperté a consecuencia del sol pegando en mi cara, me desperecé, sentí como crujían mis huesos debido a la postura que había adaptado durante la noche, y miré hacia mi lado izquierdo, ahí está esa cara que antes me volvía tan loca. El observarle dormir me hace recordar todos esos momentos en los que me despertaba a su lado en la cama y le llenaba de besos hasta que abriera esos ojos tan preciosos junto con esa sonrisa increíble que tiene. No razono mucho cuando ya estoy de pie, acercándome a el. Le contemplo detenidamente, pendiente de cada detalle de su rostro. No me gusta discutir con el como lo hicimos ayer y aunque las hemos tenido mucho mas fuerte, la de ayer estaba llena de sentimientos. No lograba entender que era lo que había tratado de decirme ayer con todo su discurso. Estoy realmente confusa. Inconscientemente, acerco mi mano a su mejilla y la acaricio suavemente. Me es imposible no estremecerme al sentir su piel en contacto con la mía. 

Si tan solo las cosas fueran distintas...

Unos segundos después, la puerta se abre de repente y por ella entra Sandra con una sonrisa enorme en su cara, que se borra en seguida al ver la situación. Me aparto rápidamente intentando hacer como si nada hubiera pasado y de esta manera despertando repentinamente al chico que se encontraba delante de mi. Detrás de ella entra el medico y una enfermera, quienes se centran en comprobar si todo sigue en orden. Siento como mi acompañante me mira de una manera inquisitiva. En este momento quiero desaparecer.

-Señor Asensio, parece que todo esta evolucionando correctamente y en unos días podrá volver a su casa a reposar- dijo el doctor tras revisarle la rodilla y mirar una carpeta en la que aparentemente estaban todos los datos de su paciente-.

Pude ver como comenzaba a aparecer una sonrisa en la cara del mallorquín. La verdad es que me sentía muy aliviada de que todo este yendo como debe. Su novia se acerco a el emocionada y le abrazo. Tenían mucho complicidad, eso nadie podía negarlo y quizás si estuviéramos en otras circunstancias, hasta llegaría a decir que se ven adorables.

El doctor se marcha, diciéndole a su paciente que pronto le llevaran el desayuno.

-Mi amor, ¿que tal pasaste la noche?¿Algún dolor?-

La chica estaba extrañamente cariñosa con su novio, quizás esté algo celosa, mas que nada por la situación en la que me encontró cuando entró en la habitación.

-Me pusieron un calmante así que la noche bien, solo dolor mental- 

Mentiría si dijera que en ese momento no me había dado cuenta de que me estaba mirando a mi, sin duda, era una indirecta. Esa fue la señal que me dieron para decidir que era hora de marcharme.

-Bueno, creo que yo ya me voy a ir. Ya esta aquí Sandra así que te dejo en buenas manos- digo bastante nerviosa intentando que no se me note demasiado-.

Me despido de ellos dos y salgo pitando de esa habitación. Me siento super extraña y no precisamente por el malestar de mi cuerpo al haber dormido en una silla, sino es mas bien un malestar emocional. Vuelvo a casa después de estar 24h fuera y lo primero que hago al llegar es darme un baño tranquilamente. Me puse lo primero que pille para estar por casa y empecé a limpiar la casa. Unas horas mas tarde, llamaron a la puerta y resultó ser Agatha.

-¡Desaparecida!- chilló nada mas abrir la puerta-.

-Bff que susto me has pegado. Anda aléjate que estoy sudando de tanto limpiar. No se ni para que me duché-. Intento alejarla de mi cuando me rodeó con sus brazos dándome un abrazo-.

-Espera un momento... tu ¿limpiando? ¿Que va mal?- comenta mientras se adentra en el salón donde se sienta en mi sofá y aprovecho para imitarle sentándome también-.

El pasado siempre vuelve |Marco Asensio|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora