CAPITULO 17

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A la mañana siguiente, desee no haberme despertado nunca. Hoy era sábado y eso significaba solo una cosa: Jose. No sabría deciros por que, aunque tengo un pequeño indicio, pero últimamente me estaba produciendo rechazo y para colmo encima hoy le vería. Para rematar mi buena mañana, tendría que verle la cara a Marco después de la discusión de ayer y la verdad no me apetecía nada. Por ultimo, tendría que ponerme a hacer la maleta porque hoy mismo pensaba marcharme de esta casa. Con toda la fuerza de voluntad que pude sacar a esa hora de la mañana, me levanté y fui directa a mi armario. Tras pensar que me iba a ponerme, saque unos pantalones largos color caqui, un body blanco cuyo escote era redondo y después iba bajando en forma de cordones. Por ultimo, saque unas botas militar de color negro y unas gafas de sol para adornar un poco el conjunto(foto del capitulo). Después me dirigí al baño, me alisé el pelo y me maquille muy sutilmente mas que nada para quitarme la cara de muerte con la que me había levantado. Una vez lista, baje a la cocina a desayunar algo. Allí se encontraban Igor y Marco, como era habitual Gilberto se habría levantado mucho mas temprano que nosotros y seguramente estaría ya fuera de casa.

-Buenos días- dije en cuanto puse un pie en aquella habitación. Me acerqué a Igor y besé su mejilla en forma de saludo-.

Me limité a ignorar a Marco como el había hecho conmigo. A Igor pareció sorprenderle pues desplazó su mirada de mi a su hermano con el ceño fruncido.

-Buenos días. Parece que has dormido bien- me sonríe amablemente Igor-.

-No me puedo quejar- comento mientras me sirvo zumo de naranja en un vaso y me encojo de hombros-.

Cuando me despierto por la mañanas no soy de hablar mucho, es como si mi cerebro todavía estuviera dormido y necesita su tiempo para poder funcionar debidamente.

Me hago una tostada con mermelada junto con mi zumo y una pieza de fruta. Me siento en la mesa entre Igor y Marco, para comenzar a desayunar tranquilamente en silencio. El mallorquín mas joven no ha emitido ni una palabra y se limita a ver, como no, el periódico deportivo. Cuando estoy por terminar mi desayuno, recibo un mensaje. Cojo mi teléfono para ver de quien se trata y siento la mirada de Marco sobre mi. Aprovecho eso e intento jugar con el, por lo que finjo una sonrisa tonta, de esas que se ponen cuando la persona que te gusta te envía un mensaje. De reojo puedo ver como estira su cuello para intentar saber quien es la persona que me ha mensajeando. Me río interiormente y me doy una palmadita en la espalda mentalmente felicitándome por haber conseguido el efecto que quería en el. Me centro en el nombre que aparece en la pantalla: Jose.

Buenos días pequeña, ya estoy en Madrid. ¿Quedamos, damos una vuelta y comemos?

Vale, me parece perfecto. Enseguida acabo de desayunar y si quieres nos vemos.

Perfecto. De hecho estoy en la puerta esperándote con el coche.

Abro mis ojos realmente sorprendida. Sin duda no me lo esperaba y no se por que pero eso hace que me agobie.

Genial. Ahora mismo salgo.

Y en cuanto contesté, me levanté y lave todo aquello que había utilizado, lo sequé y fui directa a por mi bolso.

-Bueno yo ya me voy-. Me acerque a Igor y volví a besar su mejilla solo que estaba vez en modo de despedida-.

El mayor de los hermanos me sonrió en respuesta y mientras me dirigía hacia la puerta pude sentir como Marco le pegaba una patada por debajo de la mesa. Igor carraspeó su garganta.

-Y emm.... ¿a donde vas?- se notaba la incomodidad y el nerviosismo en su voz-.

Me volví hacia ellos con una sonrisa socarrona, como dándoles a entender que sabia perfectamente lo que pasaba.

El pasado siempre vuelve |Marco Asensio|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora