capítulo 17

118 14 0
                                    

Pov Narrador

Meliodas se quedó al lado de Elizabeth, la observaba dormir, esperando que despertara.

Escuchó un poco de ruido, pero no le tomo tanta importancia.

De pronto la madre Teresa entro algo agitada ala habitación.

-¡Meliodas tenemos un problema!- le dijo caso sin aire.

-¿Que sucede?- contesto mientras se ponía de pie.

-Ven a verlo tú mismo.

Dicho esto salieron a toda prisa.

Una vez a fuera, Meliodas se quedó un poco pasmado.

-¡Noroi!

El caballo estaba relinchando fuertemente, mientras se movía desesperado en medio de Queing y el padre Mael que trataban de calmarlo.

No sabían si tenía miedo, estaba enojado o en si, si quería decirles algo.

Meliodas se acercó rápidamente a él.

-Hey tranquilo, tranquilo ¿Qué sucede? Deja de alterar vamos- se lo repetía una y otra vez, mientras lo acariciaba por su cabeza y a un costado de si cuerpo, obligándolo a ver a los ojos.

Noroi parecía calmarse lentamente.

Después de un corto raro, se calmó, dejo de trotar de un lado a otro y de hacer ruido.

-Cielos ¿Y eso que fue?- susurró Mael.

-No lo sé- contestó vagamente- ¿Que haces aquí? Creí que estabas en la taberna- dijo observando al caballo.

De pronto, un grito proveniente del interior de la casa, los hizo tensarse.

El caballo volvió a alterarse.

Se separó del capitán, y entro a la casa, quitando a todos a su paso en el proceso.

Meliodas lo siguió, y los otros que estaban con el corazón a mil, fueron detrás.

Pov Elizabeth

Una voz horrible se escuchó y después la oscuridad comenzó a atraparme.

Entenderlo ¿El qué?

Esa cosa me dijo eso.

"Yo me encargaré de que lo entiendas todo, poco a poco"

Estoy asustada.

¿A qué se refería? Y..... ¿Qué era esa cosa?

No supe de quién se trataba, no se mostró ante mi. Sin embargo por el tono de su voz puedo deducir que era un hombre.

¿Que querrá?

Abrí los ojos de nuevo al dejar de sentir la opresión de eso a mí alrededor.

Esta vez era un lugar blanco en su totalidad.

Miré a todas direcciones.

-Creó que estoy sola.

Solo termine de decir esa frase, y cuando volteó atrás, un ser con alas negras, y su cara oculta en la misma oscuridad que desprendía se acercaba a mi.

-¡Aaaaaaaaa!- grité horrorizada.

Se acercaba a toda velocidad y parecía estar divirtiéndose con eso.

Cerré los ojos aterrada y sintiéndome imponente de no poder haber algo.

Sentí una frialdad espantosa.

De pronto siento a mi corazón dejar de latir por un momento.

Mi sangre detenerse, y mis fuerzas abandonarme.

El octavo pecado (meliodas x elizabeth)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora