capítulo 20

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Pov Elizabeth

Tan solo mencioné la pregunta, y sin ninguna explicación todo comenzó a temblar.

-¡¿Qué está pasando?!- pregunte desesperada.

Miré a mi alrededor.

Todo temblaba con fervor.

Me sostuve de un árbol que tenía cerca de mi.

Este lugar es tan extraño

La voz no contestaba nada.

-¡¿Qué sucede?!- grité a todo pulmón.

-Parece que yo tiempo de a agotado, es momento de despertar, tal vez nos volvamos a ver, y tal vez y solo tal vez, te responda esa pregunta, aunque debo decir, que no estás lista aún.

La voz empezó a reír frenéticamente.

Vaya que daba bastante miedo.

Todo a mi alrededor retumbaba, además de que de un momento a otro, todo empezó a romperse.

Parecía que estaba en una ilusión de cristal.

Dentro de un espejo, dentro de otro mundo.

Por más que quiera, no logro comprender nada, y se que así será por mucho tiempo.

Mi cuerpo dejo de tener fuerzas con ferocidad, haciendo que cayera al suelo de golpe.

Jadeaba, mi respiración se entrecortaba más y más.

Mi cabeza empezó a dar vueltas y vueltas.

Y solo me sumergí en la oscuridad nuevamente.

......

Me incorporé en la cama rápido y con fuerza.

Mi respiración era un desastre total, y trataba de controlarlo lo más que pudiera.

Mi cuerpo sudaba, y mis ojos vidriosos trataban de enfocar.

Mi visión era borrosa debido a las lágrimas que empezaron a recorrer sin previo aviso las mejillas.

Recargue mi cabeza, en la cabecera de la cama.

Esa sensación fue horrible.

Era como si estuviera agonizando.

Sentí como si me encontrará carta a cara con la muerte.

Otra vez.

Vi la ventana.

Ya era de día.

Me levanté de la cama dispuesta a asearme.

......

-Buenos días madre Teresa- dije mientras me acercaba a ella.

Estaba cocinando el almuerzo.

¡Olía delicioso!

-Buenos días hermana Elizabeth, ¿Cómo se siente?- me vió con una sonrisa.

-Me siento bien, incluso tengo un poco más de energía.

-Me alegro- regreso si vista a la comida- siéntate, en seguida estará él almuerzo.

-Si gracias.

Después de unos minutos, la comida ya estaba Sevilla en la mesa, y nosotras sentadas en las sillas, degustando el almuerzo en silencio.

No era nada incómodo, pero era más que evidente que cada una estaba sumida en su mundo.

Ese sueño.....

El octavo pecado (meliodas x elizabeth)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora