El octavo pecado (meliodas x elizabeth)

capítulo 9

Pov Elizabeth

Oscuridad.

Estaba en medio de pura oscuridad.

Vacío, frío y sólo.

Se siente bastante real. Estoy consciente de que se trata de un sueño, pero es igual al de la vez anterior.

Bastante realista.

Tenía una mezcla de sensaciones creciendo en mi interior.

Miedo, angustia, tranquilidad, desconcierto.

¡Estoy más que revuelta en mi misma! 

Tomé una gran bocanada de aire, para después expulsarla.

Ok debo mantenerme tranquila.

Mi mente daba vueltas y vueltas, incluso diria que llegue a marearme, en mi cabeza me repetía una y mil veces la frace "Todo está bien, es sólo un sueño que acabara pronto"

Sin dejar ese pensamiento de lado, me dispuse a deambular por la oscuridad.

No tengo la menor idea si camine por segundos, minutos o incluso horas. No encontraba nada.

Como si me escuchasen, no muy lejos, enfrente de mi, aparecieron unos pequeños rayos de luz que formaban un rectángulo.

Como una puerta.

Sin pensarlo me acerque con la esperanza de que fuera la salida.

Me invadían los nervios y el miedo sin saber porque, cada paso que daba para alcanzar la puerta me inundaban esos sentimientos.

Cuando estuve cerca, la abrí.

Al instante, una luz cegadora unudo mi campo de visión, dejandome un poco ciega y desorientada.

Cuando la luz no fue tanta, me talle los ojos y parpadeé un par de veces para aclarar de nuevo mi vista.

Al estar acostumbrada de nuevo, observe el lugar a detalle.

Éste lugar pulcro, iluminado sólo con los rayos de sol que traspasaba las cortinas....... lo conozco.

No me cabe la menor duda que es la habitacion de ....... la madre Hilaria.

No me di cuenta el momento en que mis lágrimas desendían por mis mejillas, no puedo olvidar esa escena en que ella ya no respondía a mis llamados, cuando finalmente nos dejó a todos.

Cuando gire mi cabeza, mis ojos se clavaron en su cama, unas cortinas la cubrian provocando que estuviera oscuro.

Me acerqué un poco, pero me detuve de golpe al notar que estaba alguien ahí.

-¿Qué sucede querida? ¿No piensas acercarte más?- una voz debil y cansada resonó en la habitacion.

Esa voz es de ella ¿Co-cómo es posible eso?

-Tú misma lo dijiste, es un sueño, y si lo vez desde esa perspectiva, entonces ...... todo es posible ¿No?

-¡¿Usted puede leer mis pensamientos?!- dije dando un paso atras asustada.

-Acercate- una mano se asomo entre las cortinas.

Estaba arrugada, blanca como la nieve, uñas largas afiladas, con un aura oscura cubriendola.

Definitivamente no es la madre Hilaria.

Pero ¿Por qué tiene la misma voz?

-¡¿Quién es usted?! ¡¿Qué quiere de mi?!- grité.

Mi voz era una combinación de pánico e ira.

Una risa horrorosa y macabra se escuchó como respuesta.