Capítulo V

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—¿Cómo lo sabes? —Preguntó con el tono más serio que su garganta pudo improvisar, quizás para dar un aire de superioridad y confidencia en sí mismo, o simplemente estaba enojado de verdad y no podía ocultarlo, ni siquiera en el momento que más necesitaba hacerlo.

—¿Qué cosa?

—Que te gusta El, apenas y la conoces.

—Desde hace dos años.

—Tú y yo nos conocemos desde el jardín de niños.

—Y me gustas también —Antes de que pudiera tomarse otro sentido de sus palabras, tuvo que apresurarse a continuar—. Eres mi mejor amigo.

Nunca había sentido la necesidad de explicar sus oraciones cuando se trataba de demostrarle cariño, sólo que las cosas eran muy tensas entre ellos desde hace ya un buen tiempo, no quería apartarlo más. Claro que no sabía que se trataba de amor lo que hacía que se incomodaran tanto en presencia del otro, ni siquiera quería sospecharlo porque no quería levantarle más falsas acusaciones a su mejor amigo, desde la vez que le hizo llorar, se había prometido no ser tan duro, pero había ocasiones en las que simplemente le sacaba de sus cabales.

Para Will fue un golpe muy bajo, en serio, hubiera sido mejor que le pateara la cara, eso le habría dolido mucho menos. Deseaba desaparecer en ese preciso momento antes que seguirle la conversación, pero para su pésima suerte, el más alto decidió continuar hablando.

—Lucas lleva menos tiempo de conocer a Max y míralos, son cómo... Míralos, qué bonita pareja.

Ambos observaron a dicha pareja, discutiendo por una galleta que cayó al suelo, viendo cómo Max se indignaba y Lucas reía sin control alguno, en realidad todo lucía muy lindo y cursi, hasta que Max le lanzó un lápiz directo a la cara y un borrador a su zona íntima, por lo que empezaron a gritarse de un extremo de la habitación a otro, varias palabras antisonantes eran lo que más se escuchaba.

—Son cómo Atolón de Bikini—Concluyó Will.

—Pretenderé que sé de qué hablas... —Sacudió la cabeza al recordar su conversación. Claro, tenía que quedarse con la última palabra o simplemente quería recordarle lo feliz que era al lado de su novia— El punto es que, no depende del tiempo que lleves conociendo a alguien, sólo sucede, seguro algún día pasarás por lo mismo, después de todo, eres el único de nosotros que aún no tiene pareja. Pero no tienes que preocuparte, hay muchas niñas bonitas aquí en Hawkins, es decir, creo que me he ganado a la mejor, pero ese no es el punto, tú sabes a lo que quiero llegar, ¿No? —Habló apresuradamente, sin analizar del todo su oración, sólo quería dar por concluida la conversación de un modo en el que las cosas quedaran claras para ambos.

Tenía razón. Todos sus amigos tenían a alguien, en un grupo de seis personas, era el único que estaba solo. Sintió cómo se desmoronaba cuando los ojos de Mike se posaron en la figura de su chica aproximándose, para después comenzar a caminar hacia ella, ignorándolo por completo. Entonces supo que ahí había acabado el dolor del día. Normalmente sólo bastaban escenarios imaginarios para hacerse sufrir él mismo, pero ese día había conseguido motivos para llorar en la noche. Detestaba verlo con ella. Se detestaba a sí mismo por amarlo.

—Sí es tu culpa que no me gusten las niñas —Murmuró para sí, dirigiéndose a las escaleras, listo para irse.

—No pienso seguir discutiendo por esto, Lucas, déjalo así.

Pudo escuchar la voz de la pelirroja cuando estaba a mitad del camino, sintiendo el agarre en su muñeca, lo que le hizo girar con sorpresa y el corazón acelerado, creyendo por un instante que lo encontraría a él ahí. Si eso hubiese sido así, habría cambiado su triste destino de esa noche, le habría hecho sentir un poco importante, o lo suficiente para que le detuviera y pidiera que no se fuera, porque seguía importándole cómo se sentía. Ahí estaba, otro escenario que no se haría realidad ni aunque no deseara con todas las fuerzas del mundo. En vez de eso, se trataba de su mejor amiga.

—¿Qué pashu? —Le siguió hasta arriba, sin importar dejar a su novio atrás o despedirse del resto de sus amigos, teniendo bien claras sus prioridades— Ah, ya lo sé, los chicos son un asco... —Will giró con una sonrisa, fingiendo estar indignado por sus palabras— Menos tú, pequeño cabeza de coco.

Realmente esa chica le hacía la persona más feliz del mundo, no era su novia y nunca desearía que lo fuera, pero ambos se complementaban tan bien que parecían conocerse de toda la vida, aunque ambos sabían que no era así, deseaban poder formar los mejores recuerdos, no sólo en su infancia, sino también en lo que les quedaba por vivir.

—Te fuiste sin despedirte, creí que sólo subirías al baño —Dijo entre risas. Era difícil distinguir si estaba muy nervioso o simplemente había acostumbrado para burlarse de él.

—¿Cuánto tiempo?

—¿Qué? —Su risa de apagó de golpe, haciéndole sobresaltarse y negar con la cabeza un par de veces. Ahora lucía completamente nervioso, bastaba con bajar la mirada a sus manos y ver cómo jugaba con estas.

—¿Cuánto tardaste en darte cuenta de que me había ido?

—¿Qué? Will, no lo sé, ¿por qué contaría el tiempo que tardas en el baño? —Preguntó con una sonrisa, extrañado y más nervioso que antes.

Viéndolo así, su pregunta sí había sido algo extraña, pero no pudo evitar pensar en que, si él fuera Eleven, seguramente lo habría notado en menos de cinco minutos, y sonaba a mucho para tratarse de esa chica, lo que le hacía sentir incluso más furioso que antes.

—Porque somos mejores amigos —Replicó torpemente—. Yo contaría las horas que Max tarda en el baño.

Permanecieron en silencio unos segundos... Mike comenzó a reír, y no quedó más que imitarle, incómodo.

—No vuelvas a irte así, tarado —Le dio un pequeño golpecito en la frente, antes de pasar sus brazos por sus hombros y así darle un abrazo.

𝐘𝐎𝐔 ↬𝐁𝐲𝐥𝐞𝐫Donde viven las historias. Descúbrelo ahora