Capítulo X

9.9K 1.1K 1.3K
                                    

—¿Qué te hace pensar eso?

—Todas esas preguntas que hiciste en clase, fueron un poco...

—Sólo quería saber sobre el tema, para algo son las clases, ¿No?

Estaba listo para subir a su bicicleta, no pensaba continuar con una conversación que no le llevaría a nada bueno, pero sintió que se aplicaba cada vez más fuerza a su hombro, cómo si quisieran plantarlo en el suelo.

—Will, te conozco, eres mi mejor amigo y nada de lo que me digas va a cambiar el modo en que te veo ahora.

No me gusta, ¿Qué quieres escuchar?

—¿Estás completamente seguro? Mira, lo entiendo, todos tenemos pareja y te sientes presionado por tener una también, como pasas tanto tiempo con Max es probable que te comenzara a atraer, pero sabes lo que dice el código de amigos y creo que deberías hablar con Lucas, a mí me gustaría que me dijeras si llegaras a sentir algo por Ce.

Su ceño se fruncía cada vez más, igual sus ojos se hacían más pequeños y dejaba ver una parte de su dentadura, mientras comenzaba a negar con la cabeza, sujetando con fuerza el manubrio. No podía seguir escuchándolo, tampoco quería verlo, pero sus palabras le habían hecho girar por impulso.

—Max es la chica más linda que conozco, si ella no me ha llegado a gustar, dudo que Eleven mínimo pueda atraerme.

Sujetó su muñeca para deshacer su agarre y así permitirse subir a la bicicleta para comenzar su camino a casa.

—Will, espera, esa no era mi intención.

—Tampoco es tu intención alejarte de mí, lo entiendo, las personas enamoradas sólo son estúpidas, y tú estás muy enamorado de tu novia.

Sin permitirle al otro dar una respuesta –aunque ya no había más que decir– comenzó a pedalear con fuerza, dejando la escuela en unos segundos.

—¡Will! —Apenas y corrió unos pasos, deteniéndose a mitad de la calle, con una mueca, mientras veía a su amigo alejarse.

Una vez que estuvo fuera del campo de visión del pelinegro, comenzó a llorar, parpadeando repetidas veces para evitar nublar su vista y terminar accidentándose, que era lo único que le faltaba.

Sintió que había sido demasiado rudo, incluso si fue Mike quien comenzó a suponer cosas estúpidas, era inevitable pensar en que en algún punto de todos esos sentimientos, terminaría perdiendo a su amigo.

Debía aceptarlo. Aceptar que Once era lo mejor que había pasado en la vida de su mejor amigo, y que no podía estar molesto, porque ella le salvó la vida, eso era lo peor, le debía tanto que, si existiera una mínima oportunidad de estar con el chico que le gusta, probablemente terminaría encerrándose en una burbuja de culpa.

Quería llegar a su habitación y llorar hasta que saliera la Luna, no tenía un modo de describir todo lo que sentía cuando tenía a alguien y a su vez no, no podía poner en palabras cuanto lo quería.

No iba ni a medio camino cuando su rostro ya tenía mil ríos encima, lágrimas que caían en parte de su camisa y otras que se perdían en el aire. Su llanto no le permitió escuchar el sonido de las cadenas tras de él, hasta que una bicicleta le rebasó, colocándose junto frente a él, provocando que frenara con fuerza y perdiera un poco el equilibrio, por suerte no cayó.

—Perdón, era el único modo de hacer que pararas.

Dejó su bicicleta, para acercarse a la del menor, que se había apresurado a bajar su mirada, mientras pasaba sus manos por su rostro en un intento de limpiarlo.

—Pudiste gritar "détente", casi me matas.

—No seas dramático... —Ya frente a él, le dedicó una sonrisa, tomando su mentón para obligarle a verlo— Will, ¿Por qué?

—¿Qué cosa?

—¿Por qué llorabas?

—Ah... No es nada, bueno, todos ustedes ya tienen pareja, ¿No? Y yo estaba actuando cómo un niño, es sólo que, cuando desaparecí todos ustedes estaban felices de que estuviera aquí, pero ahora es como si pudiera volver a perderme y a ninguno le importaría, no quiero decir que tengo algo en contra de las chicas, es sólo que... Estoy un poco celoso.

—William... —Soltó un suspiro, como si estuviera fastidiado— No hemos dejado de estar felices por tu regreso, pero ahora estás aquí y deberías dejar de pensar en que podrías perderte de nuevo.

—Si yo no me hubiese perdido, probablemente no hubieras conocido a Once de ese modo...

No tenía respuesta. ¿Qué iba a decirle? No podía mencionar que estaba agradecido de que se perdiera y haber conocido a Jane, pero tampoco iba a negar que agradecía el destino que le había tocado a cada uno para llegar a donde estaban ahora.

Sigues siendo mi chico favorito.

Ayudó a limpiar las lágrimas que salieron seguidas de esas palabras, mientras le veía con cierta compasión, aunque no entendía lo que pasaba por su mente, creía –erróneamente– entender su corazon. Todos saben que después de años conociendo a una persona, es cómo si conectaran con sólo mirarse, y ese mar de pensamientos se volviera sólo uno.

—Quiero irme a casa.

—No quiero que te vayas creyendo que tu regreso no fue una de las mejores cosas que nos pasó a todos.

—Me esperan en casa.

Apartó su mano de su rostro, dándole libertar para moverse, pero pasó a sujetar su bicicleta, sólo para retenerlo un poco más. En ese punto se sentía molesto, impotente por no poder entenderlo.

—Sólo di que estás bien, ¿Qué tan difícil es para ti? ¿Por qué quieres complicarnos todo a los demás como si fuéramos los culpables? Sólo acepta que nos importas.

—Mike, lo siento por todo lo que dije. Cualquier decisión que tomes será sólo tuya, voy a respetarla y no comentaré nada al respecto.

—Pero somos mejores amigos aún, ¿Cierto?

—Sí, sólo dejamos de ser niños, supongo.

—¿Igual podremos jugar D&D mañana?

Asintió mientras tomaba sus manos delicadamente para apartarlas de su bicicleta, sintiendo como su corazón se aceleraba con ese pequeño gesto que ni siquiera había recibido, sino que él lo presentó. Comenzó a pedalear.

—¡Ah, Mike! —Exclamó como si se hubiera sorprendido, frenó despacio, dejando que la bicicleta disminuyera su velocidad hasta quedar casi quieta— Aún eres mi persona favorita.

𝐘𝐎𝐔 ↬𝐁𝐲𝐥𝐞𝐫Donde viven las historias. Descúbrelo ahora