Capítulo XXIV

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Esa noche sintió que estallaría de emoción, como si su pecho fuera a inflarse hasta no poder más, entonces se reventaría, como una piñata. El amor lo había tratado como una piñata, pero no era tan fácil como decir esas palabras para que significara que la vida sentimental de Will iba a mejorar, pues Mike aún tenía novia, además, no había arreglado lo que sentía por Victor. Seguía siendo la piñata, en el punto en que comienzan a subirla y bajarla, tentando a los niños a darle con más fuerza.

Pero no tuvo tiempo de pensar en sus desgracias a futuro, no en un momento así, que temía no se repitiera otra vez.

Ni siquiera tuvo palabras para expresar lo feliz que se sentía, sólo puso una tonta sonrisita mientras Mike llenaba su rostro de besos. Al alborotar su cabello, notó que también había cambiado ese. Estaba seguro de que era Will, pero no se sentía como él.

—¿Por qué lo hiciste?

—¿Qué?

—Luces como Steve... Pero chiquito.

—¿Me veo mal?

El pelinegro plantó un beso en sus labios, ya ignorando por completo la música de fondo, sólo confiaba en que fuera tan buena y suave como él intentaba serlo, entonces pensarían en ese momento cada que la canción sonara en la radio.

Y así sería.

Will estaba seguro de que lo recordaría.

Se fue de la casa de los Wheeler como el niño más feliz del mundo.

La tarde siguiente, como de costumbre, fue a visitar aquella grande de portón negro, donde le estarían esperando —como siempre— con los brazos abiertos. Apenas un día de haber faltado y la luz blanca ya había comenzado a encandilarle como la primera vez que estuvo ahí.

La primera vez siempre es importante, en cualquier aspecto, hay una primera vez para todo, y por algún motivo las personas le dan un valor muy grande a esa primera vez, como si no fueran a tener más experiencias a futuro.

—Ayer no viniste...

—Estuve ocupado, lo siento.

—Está bien, lo entiendo. Preparé el juego para hoy.

Aquel tono tan despreocupado le había transmitido algo de tristeza, incluso si no era así y el chico realmente no tenía problemas en que sus actividades se hubieran suspendido por un día, Will sentía que podía leer su mente, que por eso actuaba tan despreocupado.

—En casa de Mike. Fui a casa de Mike.

—Oh... está bien. ¿Quieres hablar de eso?

—No. ¿Por qué querría hacerlo?

—Por como se comportó contigo la otra vez.

—Ah, no... Él es así.

—Realmente te gusta.

Ambos rieron unísono, hasta que hubo un cortocircuito en la cabeza del mago, haciéndolo frenar repentinamente, con un gesto frustrado.

—¿Cómo lo sabes?

—He estado enamorado también... ¿creo? Yo supongo que fue así, es decir, ¿cómo sabes cuando alguien te gusta?

Ambos se quedaron pensativos, esperando que alguien tocara puerta, les diera la respuesta y los dejara con sus problemas de chicos. Claro que eso no pasó, estarían muertos de miedo. Finalmente, Will abrió la boca.

—Bueno... Es que hay muchas diferencias entre gustar y estar enamorado, ¿No? Es decir, puedes estar con alguien que te gusta pero no estar enamorado.

𝐘𝐎𝐔 ↬𝐁𝐲𝐥𝐞𝐫Donde viven las historias. Descúbrelo ahora