Capítulo 32

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Finalmente, Taeyeon acepto. Pero se negó a ir en mi auto, así que tuvimos que ir en el suyo. Llegamos a una heladería que los niños eligieron ya que tenía una enorme área de juegos. Tenían al menos veinte sabores de helado, los cuales Taeyeon tuvo que mencionar al menos tres veces para que Sehun y Irene pudieran decidir. En especial Irene, quien aún no sabía leer del todo bien.

- ¡Fresa!- exclamó Irene, quien estaba en brazos de su hermana.

- ¡Vainilla!- se unió Sehun.

- ¡Me hicieron repetir los sabores tres veces, para elegir lo mismo de siempre!- les reclamo en juego y ambos rieron al igual que la cajera, quien con una enorme y estúpida sonrisa no dejaba de mirar a Taeyeon.

- Chocolate- dije de mala gana.

Como era de esperarse, no me dejó pagar. No precisamente por amabilidad, si no por su actitud de "No necesito nada de ti"- Yo los había invitado- le dije molesta sentandome en unos de los cómodos y llamativos sillones del colorido lugar. No me respondió nada, solo recargo sus codos en sus rodillas y cubrió su rostro- ¿Por qué me dijiste que te "comenzaba" a agradar si no era cierto?- tomé la cuchara para llevar un poco de helado a mi boca.

- Yo no mentí- dijo volteando hacia mi- Me agradaba la Tiffany de ese día.

- ¿La Tiffany de ese día?- pregunté entre risas.

- Si- se recargó en el sillón y puso su brazo en el respaldo de este, quedando su brazo casi a la misma distancia de mi hombro- Despreocupada, sin maquillaje, sin todos esos accesorios de sobra- rió.

- Es lo mismo Taeyeon- le dije riendo- Con vestido, en pantalón, en short, con maquillaje o no, soy la misma.

- Claro que no- dijo sería- Nunca eres la misma- aseguró- Eres una en el campus, en tu cata, conmigo, con Jessica, con Yonna, con mis hermanos- tenía razón- ¿Y sabes que es lo malo?

- ¿Qué?- contesté intimidada.

- Qué nadie sabe cual es la verdadera...- un silencio nos inundó. Solamente entre nosotras, todo alrededor nuestro seguía con su común ritmo. Personas platicaban, niños corrían de un lado a otro...

- Entonces ya tenemos algo en común...- la mire, Taeyeon volteó y me miró esperando una explicación- Tambien en el campus eres otra, en tu casa, conmigo... incluso ayer eras otra- regresé mi mirada al helado que comenzaba a derretirse.

- No es...

- No digas nada- la interrumpía, no le estaba pidiendo explicaciones- ¿Quieres?- le dije rompiendo el silencio nuevamente entre nosotras.

- Odio el chocolate- dijo negando con la cabeza.

- ¡Eres una mentirosa!- le dije riendo- Casi acabas tú sola con un pastel de chocolate y ahora lo odias- se unió a mis risas, no podía negar que no era otra.

- Solo comí un poco- dijo frunciendo el ceño y con una media sonrisa.

- ¿Un poco? Sí claro- dije sarcásticamente, tomé un poco de helado con la cuchara y la acerque a ella- Solo un poco- me puse de rodillas sobre el sillón para acercarme un poco más.

- No- se negó nuevamente.

- Se derretirá y caerá en tu ropa- canturré.

- Te dije que no- dijo riendo al mismo tiempo que me abrazaba por la cintura, haciéndome quedar nuevamente sentada. Nuestra distancia se había convertido a prácticamente nada. Levante nuevamente la blanca cuchara, la acerqué hacia ella y finalmente abrió la boca. Sonreí victoriosa y tomé su mejilla con mi mano. No necesité guiará y mucho menos acercarme. Ella entendió y se dirigió a mis labios. Subió su mano hacia mi cuello evitando que me separará, pero era algo que ni de broma haría.

- Tu mano esta fría- dijo riendo entre besos, era lógico desñues de haber sostenido el vaso con nieve por más de quince minutos. Le sonreí y volví a unir nuestros labios. Cogí su mano que estaba en mi cuello, la baje para entrelazar nuestras dedos y para que la temperatura de mi mano se regulará. Una vez más se alejó de mis labios y sus ojos se enfocaron en nuestras manos Entrelazadas. Taeyeon levantó una de sus naturalmente bien definidas cejas- Ya no está fría- due lo unico que logré decir y ella negó con la cabeza riendo. Por un desconocido motivo, giréi rostro y me encontré con algo inesperado. Jessica y Rosé nos miraban más que sorprendidas. Rosé reaccionó y volteó a ver a Jessica, quien seguía con los ojos abiertos como platos. Jessica había perdido la apuesta.

me, myself and i; taenyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora