En cuanto llegaron, Jim le ofreció a Damien todo lo que pudiese querer, poniendo a disposición toda su casa. Dormiría en el cuarto de invitados, que podría decorar a su gusto. Mientras Jimmy no podía parar de hablar, el joven observaba todo a su alrededor, curioseando alguna que otra cosa que llamaba su atención.
Jim desapareció en la cocina, prometiendo traerle algo de chocolate caliente, que Damien aceptó gustoso. Entonces Amelia se quedó vigilándole. El chico caminó directo hacia un espejo en la sala, observándose directo a los ojos. Frunció el ceño a su reflejó y Amelia lo imitó, desconcertada por su comportamiento.
- ¿Qué pasa, Damien? – Se atrevió a preguntar.
El joven no la miró, pero estaba dispuesto a contestar.
- Este no es mi lugar. – Dijo.
- Es normal que no lo reconozcas, nos visitaste solo cuando eras pequeño. – Calmó ella.
- No, - Negó, quitando su mirada del espejo. – Este no es mi lugar. – Repitió, poniendo una mano sobre su pecho.
Se refería a sí mismo, al cuerpo en el que estaba. Amelia empezaba a creer que había algo mal con el muchacho, además de lo de su esposo.
Entonces, Jimmy volvió con una taza de chocolate caliente, su taza favorita para el recién llegado. Aun sentado en el sofá, Damien observaba a su alrededor, buscando quien sabe qué.
- Jim, al algo mal con él. – Advirtió Amelia a susurros.
- Es normal, no se siente del todo cómodo en su nuevo recipiente. – Explicó con irreal tranquilidad.
- ¿De qué hablas? Él no es Castiel, Jim.
- Lo es, estoy seguro de ello. – Replicó el esposo. – Solo que aún no lo sabe, y no debe saberlo todavía.
Esa aclaración sonó como una orden, y Amelia estuvo a punto de objetar, pero su esposo estaba una vez más a un lado de Damien, hablando de todo y nada al mismo tiempo.
A la hora de la cena, todo se sirvió con normalidad. Jim apartó a Claire a un lado de su madre y permitió a Damien sentarse a su izquierda, como normalmente acostumbraba su hija. Se tomaron de las manos, ante la mirada extrañada del recién llegado. Agradecieron y Damien solo les observó. Finalmente dieron el ultimó amén, y el joven dijo algo en una lengua desconocida.
Jimmy conocía ese idioma perfectamente, pues aun lo recordaba de su ángel. Lo que dijo significaba Amén en enoquiano, pero Damien no lo sabía, solo lo dijo porque en su cabeza sonaba correcto.
Amelia sirvió la comida en cada plato, y Jim se dio cuenta de algo importante cuando vio al ángel picar la comida con su tenedor y hacer mala cara con cada bocado.
- No comas si no te gusta. – Sugirió.
- Gracias.
Damien apartó el plato, ante la mirada sorprendida de las damas.
- Puedo preparar otra cosa si... - Intento decir la esposa.
- No es eso, Amelia. Déjalo. – Ordenó Jimmy.
- ¿No te gustan las papas? – Interrogó inocentemente Claire.
El joven negó. Cualquier cosa que probara de ese plato sabía igual y no sentía la necesidad de comer.
- Los doctores dijeron que debía alimentarse bien. – Retornó a la discusión Amelia.
- ¡Suficiente las dos! – Reprendió Jim. – Cas no quiere y hará lo que quiera hacer.
Jimmy jamás había levantado la voz de esa forma. Claire lo recordaba enfadado, pero nunca haber gritado y por un motivo tan pequeño.
La discusión fuerte incomodó a Damien, entonces supo que las odiaba desde siempre.
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Parte de mi.
Fiksi PenggemarCastiel es arrancado del cuerpo de Jimmy, su recipiente. ¿Cómo enfrentara la vida el humano después de tanto? Sabe que el ángel sigue allí, esperando a por él pero sin poder unirse. Jimmy x Castiel. NA: Una mención especial a @CassieImpala67, auto...