Todo lo que tengo.

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Damien dejó en el asiento de atrás su mochila y aseguró el cinturón de seguridad. Vio a Jim por el retrovisor, cerrando la cajuela. En cuanto el mayor se sentó en el asiento del piloto, Cas tuvo que preguntar.

- ¿Adónde vamos?

- Lejos. Lo más lejos posible, Cassie. – Dijo, encendiendo el motor.

Entonces, Castiel logró ver a la pequeña hija de la familia asomada por la ventana de su cuarto.

- ¿Y Claire? – Interrogó el ángel, sin quitar su mirada de la chica.

- Ella estará bien, Cassie, no te preocupes.

- Pero Dean va a atraparla. – Objetó, mientras el auto se alineaba a la calle.

- A Dean no le interesa ella, cariño. Él viene a por ti.

Cas levantó su mano hacia la chica en un infantil gesto de saludo. Ella lo respondió, pero estaba llorando, aun sin saber lo que a su madre le había pasado.




El Impala llegó mucho después. La puerta de enfrente de la casa Novak no tenía llave, por lo que entraron sin problemas. Parecía una casa normal, luces encendidas, sin señales de pelea, pero nadie a la vista.

- ¿Jimmy? ¿Amelia?

No respondieron. Se dividieron en diferentes áreas de la planta baja, y Dean fue quien encontró la primera pista.

- Sam, ven acá.

Cuando el menor acudió al llamado, el rubio estaba tomando el pulso inexistente de una Amelia de mirada vacía. Pero el momento fue interrumpido por pasos en la parte de arriba de la casa, sacaron sus armas y marcharon allí.

Se escuchaba un llanto, suave, como en busca de acallarse.

- ¿Claire? – Sam recordó el nombre de la hija de Jim. - ¿Eres tú? Somos amigos de tu papá, venimos a ayudar.

Ella no respondió, pero dejo de hacer cualquier sonido, encerrada en su cuarto. No querían asustarla disparando a la puerta, por lo que Sammy se encargó de abrirla con sus herramientas.

Abrieron con cuidado la puerta, y ella estaba aferrada a sus piernas en su cama.

- Claire, tranquila, no vamos a hacerte daño.

- ¿Dónde está mi mamá? – Fue lo primero que salió de su voz quebrada por el llanto.

Era difícil de decir, pero necesitaban saber urgentemente donde estaba Jim.

- ¿Sabes adonde fue tu papá? – Preguntó Dean.

- Se fue con Damien.

- ¿Quién... quien es Damien, Claire. – Se adelantó Sam.

- Mi primo.

Los hermanos se miraron, recordando que Amelia les dijo que Castiel usaba de recipiente a su sobrino, del que no les dio nombre.

- Ok. Necesito que te quedes aquí un poco más, Claire. – Pidió el rubio. – Va a venir alguien a cuidar de ti en un momento.

Miró a su hermano y este en seguida comenzó a marcar el número de una pareja de cazadores que conocían y vivían en la zona.

- ¿Hacia dónde se fueron? – Interrogó Dean un poco más.

La chica señalo hacia la derecha de la calle, limpiándose las lágrimas.




Castiel mantenía su mirada fija en las luces que pasaban, jugando con el juego de luces que provocaban en su ventana. Jim acomodó el cabello que caía por su frente, obteniendo la mirada del otro.

- ¿En qué piensas? – Preguntó el mayor.

- ¿Me puedo quedar para siempre contigo? – Dijo sin más Cas.

- Claro que sí. – Sonrió el otro.

- Es que no sé adónde más ir, - Sopesó. – Eres todo lo que tengo en la vida. 

Parte de mi.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora