Los flashes de su memoria se acomodaron casi instantáneamente. El alma y la gracia no tardaran en enlazarse conociéndose tan bien, adorándose tanto. Hizo crujir su cuello, adaptándose al nuevo cuerpo. Observó abajo, al adolescente que parecía dormir en una incómoda posición sobre su regazo, aunque sus signos vitales habían desaparecido hace tiempo.
- Damien... -
Acomodó al chico de vuelta en su asiento, apoyando su cabeza en el vidrio fisurado. La sangre había manchado su tan preciada gabardina, pero la recuperaría en cuanto saliera de allí.
La puerta a su izquierda estaba atascada, por lo que tuvo que hacer uso de su fuerza sobrehumana para abrirse paso y apearse del auto.
La puerta del conductor voló un par de metros lejos del auto, paralizando a los Winchester en su lugar. Sin sangre, sin heridas, sin maltrato alguno, el cuerpo de Jim se deslizó fuera del vehículo. El azul celeste recayó en los hermanos.
- ¿Cas? – Logró pronunciar el rubio.
- Tiempo sin vernos, Dean. Lamento haber provocado esta... ¿cacería?
Sam y Dean seguían en shock cuando Cas dio la vuelta al alto, arrancando de su lugar a la puerta del acompañante. Frenó a tiempo la caída del cuerpo de Damien, alzándolo al estilo nupcial.
- ¿Esta... muerto? – Interrogó el pelilargo.
- Aceptó ser poseído con la condición de que liberara su alma de su cuerpo terrenal. – Explicó Cas, entregando el chico a Dean. – Me encargare de que reciba una correcta sepultura.
Castiel se inclinó sobre el asiento, buscando algo. A los pies del acompañante, casi debajo de la butaca, estaba el dichoso libro que le acompaño durante todo ese tiempo. "La granja" de John Grisham. También tomó el patito amarillo que colgaba del retrovisor y su espada ensangrentada.
- ¿Estuviste en él todo este tiempo? – Preguntó el rubio, observando los rasgos del menor para comparar.
- El cielo me prohibió volver a Jim con un sello, pero logre poseer a Damien con algunas complicaciones en el camino.
- La pérdida de memoria. – Supuso Sam, recibiendo la afirmativa del ángel.
El ángel era el de siempre. Mirada perdida, expresión monótona, discurso sin toques de humor o sentimiento alguno. Para Cas, se sentía como estar de vuelta en casa. Jim era el recipiente de su comodidad, al que mejor se adaptaba.
Después de solucionar los inconvenientes del accidente y del cuerpo del adolescente recipiente, Castiel tuvo tiempo de relajarse. Bajo la solitaria luz de luna, sentado en su banco de parque favorito, cerró los ojos.
Cuando dio su primer paso, ya no estaba en el oscuro paisaje, el sol de la tarde iluminaba su camino. Se abrió paso entre los árboles y la vegetación. Pronto se escuchó el arroyo fluir.
Jimmy estaba en la orilla, sobre la manta, observando el agua. La gabardina que ocultaba la desnudez de Damien en aquel recuerdo, ahora estaba sobre sus hombros. Castiel se sentó a su lado, mirando lo que él.
- Sabía que vendrías. – Dijo el humano, girando hacia el ángel.
Eran dos caras de un mismo físico, aunque cualquiera descubriría la diferencia entre ambos. Comenzando por la pequeña inclinación de reverencia en Castiel, acabando por los expresivos ojos de Jimmy.
- Cumplí con mi promesa, ¿No? – Dijo el menor con una sonrisa. – Estas... estamos bien.
- No lo habría logrado sin ti. – Se sinceró, entrelazando su mano con la ajena.
- ¿Cas? ¿El cielo va a intentar separarnos de nuevo?
- Quizá. Esta vez será mi momento de defendernos. – Juró, manteniendo el contacto entre sus mirada.
- No necesitas decirlo, lo sé. Se lo que piensas y lo que sientes, Cas. – Se acercó a sus labios, rozándolos con su aliento. – Nos conocemos más que nadie... porque eres parte de mí.
FIN.
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Parte de mi.
Fiksi PenggemarCastiel es arrancado del cuerpo de Jimmy, su recipiente. ¿Cómo enfrentara la vida el humano después de tanto? Sabe que el ángel sigue allí, esperando a por él pero sin poder unirse. Jimmy x Castiel. NA: Una mención especial a @CassieImpala67, auto...