Parte de mi.

Informante.

Pasó demasiado sin probar una hamburguesa así de buena y agradecía a Castiel cada cinco minutos por eso. El ángel no pudo hacer el truco del árbol con hamburguesas, pero sí manipular con sus poderes a la amable chica del local para que se las diera. Después de eso, se alejaron lo más posible del lugar, sabiendo que estaban en las cámaras de seguridad.

La adrenalina paso, y se relajaron escondidos entre los árboles. Cas descansaba sus pies sobre el regazó de Jim, apoyando su espalda en la puerta del auto, leyendo su libro.

- Cowboy mató a Hank. – Dijo de repente, con su expresión confusa. Al parecer no se lo esperaba.

- ¡Wow! ¿Así nada más? – Fingió sorpresa, habiendo leído ese libro un millón de veces.

Jim se limpió la comisura de sus labios y arrancó. Pasarían por una gasolinera y se alejarían de nuevo de la civilización hasta que volvieran a necesitarla.

Al volver estacionar, antes de bajarse a llenar el tanque, Jimmy volvió a mirar por el retrovisor, desde donde colgaba el patito que compró para Cas. No había visto autos sospechosos en un tiempo, pero no se fiaba.

- Cargare gasolina e ire al baño, ¿Te quedas en el auto?

Cas asintió, volviendo a su libro después. El dinero que quedaba era para gasolina, lo que próximamente sería un problema, viendo que solo le quedaba para un tanque más después de este. Pagó y se aseo lo mejor posible, odiaba no poder ducharse decentemente.

Jim volvió realmente rápido, pues no quería dejar a Castiel solo por mucho tiempo, aunque el ángel tuviese la orden de no permitir que extraños se le acercaran. Por alguna razón, regresar y sentarse, sabiendo que el ángel seguía allí a su lado, le producía una enorme tranquilidad.

Tomó una barrita de las que habían atrás y condujo un poco más allá, bajo la sombra del pequeño estacionamiento.

- ¿Cómo va el libro? – Interrogó Jim.

Castiel arrugó el entrecejo, cambiando de posición. Con dificultad, buscó su lugar sentado en el regazó de Jim, intentando no tocar la bocina con su espalda apoyada en el volante.

- Tamy huyó con el sujeto de México, - Dijo en tono de queja. - ¿Por qué confiaría en él en tan poco tiempo?

- Tú confiaste en mí en muy poco tiempo. – Comparó Jimmy.

El ángel dejó el libro con su marcador improvisado a un lado, sopesando lo dicho.

- Eso no es lo mismo. – Jugó con las manos del humano en su cintura. – Porque es como si nos conociéramos desde hace mucho. – Dijo mirándolo a los ojos. – Aunque no quieres decirme por qué se siente así.

Esa última frase sonó a reclamó y provocó la risa en Jim. A veces, sentía la tentación de contarle toda la verdad, pero el miedo de hacerle daño era más fuerte. Además, poco a poco, Cas recordaba algunas cosas.

- Te aseguró que saber la verdad no cambiaría gran cosa. – Sonrió al otro.

Pero eso no cambió el pequeño berrinche del ángel, que seguía mirándolo con sospecha, como si así pudiese sacarle una confesión. Jimmy apretó su mejilla con un beso, intentando sacarle una sonrisa. No logró su cometido, pero el ángel comenzó con los besos de verdad, remarcando que le gustaban.

Aproximadamente una hora después, un teléfono publicó fue descolgado, marcando el número de los Winchester.

- ¿Qué tienes? – Interrogó el mayor de los hermanos.

- Una filmación con interferencias de una hamburguesería, donde tu ángel robo un par de cosas. – Dijo el sujeto al otro lado, mirando a su alrededor por si alguien lo vigilaba a él también. - También los vieron cargar gasolina y se quedaron un rato besándose en el auto, el par de tortolos. 

- ¿Qué mierda dijiste?

La llamada terminó a los minutos, y los Winchester solo tenían aún más preguntas de lo que estaba pasando.

- Ese imbécil se está aprovechando de Cas. – Maldijo Dean.

- Aún no lo sabemos, Dean. Quizá... - Objetó Sam.

- ¿Qué? Con o sin memoria como dijo Claire, Castiel es más inocente que un bebé, ni siquiera debe saber lo que estaba haciendo con Jim. Ese hijo de perra puede hacer lo que quiera con él.

- No olvidemos que es un ángel, no es fácil de engañarlo. Además, confiaba en Jim, podría saber que lo manipula y estaría con él de todas formas.

Las hipótesis seguirían, pero Castiel y Jimmy seguían alejándose por caminos intrincados, y alcanzar al ángel se volvía imposible para los hermanos.