Muy mala persona.

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Ya que habían ido a la iglesia, se tomaron el día entero para deambular por la ciudad. Claire estaba feliz y Damien llenó de curiosidad. Jim creía que ningún lugar era seguro, mucho menos aquellos repletos de gente que visitaban, pero no podía negarle nada a Castiel. Por lo que se mantuvo asintiendo a donde fuese que el ángel quisiera ir.

Era tarde cuando salieron del cine. La hija de la pareja ya estaba algo adormilada y Amelia no soportaba un segundo más sus zapatos. Estaban a punto de subir al auto, en una calle muy poco transitada, cuando todo pasó...

Damien fue arrastrado hacia la oscuridad de un callejón. Jimmy y Amelia corrieron hacia él por puro instinto, encontrándose con más de diez demonios. Ellos sabían que, aunque confundido, Castiel seguía siendo un ángel peligroso. Entonces, también atraparon a Jim, por ser el recipiente con más información de la que podían obtener de Cas.

Amelia retrocedió, protegiendo a Claire entre sus brazos. Y Castiel no soportó más el forcejeó. Sus ojos brillaron en gracia, apartando fácilmente a los demonios que le sostenían y dirigiéndose directo a los que tenían a Jim.

- ¡Suéltenlo! – Ordenó.

Castiel chasqueó los dedos y desintegró a todo aquel ser de maldad, salpicando en sangre a Jim y su amada gabardina. La sangre también ensucio la chaqueta de Amelia, que tapaba los ojos de su hija del horror. Esto no podía seguir así...




Jim y Damien se dieron un baño, mientras a duras penas, Amelia logró dormir a Claire. La mujer bajo rápidamente las escaleras, intentando no hacer ruido y tomó su celular. En el patio sería más seguro. No podría soportarlo un segundo más. Toda esa sangre y esa falta de empatía en los ojos de aquel niño, le aterraban. Jimmy no le ponía un límite y era el mismo quien cumplía sus caprichos. Amelia temía que un día, Damien discutiera con Claire y decidiera hacerle algo... algo que Jim no frenaría.

Necesitaba ayuda, y sabía muy bien cuanto les temía su esposo a los cazadores que le habían regresado a casa. Decía que ellos lo alejarían de Castiel, y si eso pasaba ahora, Amelia lo agradecería. Tomó el papel que ocultaba hace semanas y marcó el número.

Lo encontró una tarde, mientras lavaba la gabardina de Jim a poco tiempo de haber regresado. Era un número telefónico, que pertenecía a los Winchester según rezaba el papel. Algo le dijo que iba a necesitarlo, y tenía toda la razón.

- ¿Hola? ¿Winchester? Soy Amelia, la esposa de Jimmy.

Pasó a relatarles todo, lo más resumido posible y ellos dijeron que iban en camino. Cortó y lo peor le esperaba.

- ¿Qué hiciste, Amelia? – Jim no estaba feliz, más bien parecía afligido.

Damien miraba desde el marco de la puerta, con el cabello húmedo goteando por su frente. James prometió que no habría peleas y no pelearía.

- Cas, te lo dije. – Sonrió hacia el chico. – Ella es mala como Dean, y miente como una muy mala persona.

Cas asintió, como comprendiendo poco a poco adonde quería llegar el hombre. Dio un paso adelante y Jim se adentró en la casa.

- Hazlo, Cassie.

Amelia vio con terror como el chico se le acercó unos pasos, pero no necesitaba ponerle las manos encima para causarle daño. El ángel chasqueó los dedos y el cuello de la mujer crujió, en una muerte rápida. 

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