Estoy sonriendo.
Él me ha enviado un video dandome un "tour" por su casa.
Él va caminando con su celular por todos lados.
Me cuenta que es cada cosa, cada lugar.
Me presenta a su hermano.
Y a su querida PlayStation.
No puedo dejar de reír.
Hace chistes cada dos segundos.
Le prometo que luego le muestro yo mi casa.
Pero que después.
Y él dice que está bien.
Y sigo riéndo.
Su casa es grande, aunque es un departamento.
No creí que hubiera departamentos tan grandes.
Pero ahora lo sé.
Siento como mi corazón se sale de mi pecho.
Él dijo que me quiere.
Y que me quiere mucho.
He olvidado como respirar.
Mi pulso está demasiado acelerado.
Contesto que yo también.
Y sí, es la pura verdad.
Parpadeo.
Aún el "te quiero", se aprecia en la pantalla.
Una sonrisa se asoma por mis labios.
Mañana será un día aburrido.
No tendré telas.
No veré a mi amiga.
Pienso.
Decido llamar a una compañera del curso e invitarla a dormir.
Es mi amiga.
Seguro dirá que sí.
Le pregunto a mamá si puedo invitarla.
Me responde que no hay problema, que también le pregunte a papá.
Voy con él.
También me da su consentimiento.
Voy por el teléfono.
La llamo.
Y trago un segundo antes de decir "hola".
Luego de una larga charla, ella vendrá mañana a casa.
Suelto un suspiro.
Hay un silencio incómodo.
Ella balbucea un largo "Y...".
Para después preguntarme como van las cosas con el chico rubio.
Y le respondo que bien.
Que igual que siempre.
Que hasta ahora sólo charlamos un poco por Whatsapp, y en el colegio.
No mucho más.
Muerdo mi labio.
No me gusta mentirle.
Pero es divertido.
Sí.
