Estamos en clase de matemáticas.
Deberíamos hacer la tarea.
Pero sólo charlamos.
Contamos cosas.
Y hacemos preguntas al azar.
Somos una amiga, un compañero y mi acompañante de banco.
El de ojos verdes.
Es muy gracioso.
Él gusta de una compañera.
Ella es muy linda.
Tiene cabello largo.
Sonrisa perfecta.
Y mucho maquillaje.
Aunque no es muy inteligente que digamos.
Él, hace varios días, no deja de decirle cosas lindas.
Y ella solo se ríe.
Y lo ignora.
Pero él no pareciera importarle.
Porque sigue insistiendo.
Me quedo observándolo.
Y frunzo el ceño.
Y río levemente.
Y le digo "¿tenés idea de cómo me llamo?".
Y él me mira a los ojos.
Y sonríe de lado.
Y alza una ceja.
Y susurra un "no".
Y yo suelto una carcajada.
Y le digo mi nombre.
Y él también ríe.
Estoy en el recreo.
Mis amigas me preguntan si sé lo que le pasó al chico de ojos verdes.
Y yo arrugo el entrecejo.
Y ellas me cuentan que su madre murió.
Y que por eso le fue tan mal en el colegio.
Yo llevé mi mano a la boca.
Y recordé que el año pasado la profesora lo había mencionado.
Muerdo mi labio.
"Pobre", susurro.
Y ellas asienten con la cabeza.
Y el tema queda en la nada.
Y empezamos a hablar de cualquier cosa.
Y reímos.