Capítulo: 20

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Esconde rápidamente el teléfono cuando escuchó pasos y vio el picaporte girar.

La puerta se abre. 

—¿Ana, Que haces aquí? —preguntó su padre entrando a la habitación. 

—Solo quería ver por última vez la habitación de Leila —se excusa Ana escondiendo el celular de su amiga disimuladamente.

—No te culpo, pero que sea la última vez que te escapas así —dijo comprendiendo las palabras de su hija. —Vámonos a la casa para que descanses.

Ana sin decir ni una palabra sigue las órdenes de su padre. Llega a su casa, aún no podía creer que sus sospechas podrían ser ciertas, la cama atrae rápidamente a Ana como imán al metal, miles de preguntas surgen en su cabeza ¿Podrían ser cierto los presentimientos de ella? Nunca lo resolverá sin hacer nada, inmediato lo planeó todo, para mañana debía interrogar a alguien.


















Un escandaloso ruido de parte de Raquel se escuchó en todo el lugar al ver la cabeza de Saúl que fue atravesada por una bala. 

—¡Huyan! —exclamó Jason, los demás jóvenes no dudaron en hacerle caso pues fue su única opción. 

Todos se habían dispersado en cuestión de segundos, una bala sale disparada nuevamente cayendo en el brazo de Jason quien es que lleva el bolso de Hello Katy que contenía todo el dinero, pero Jason ignoró el dolor y siguió corriendo. 

El sujeto del arma se acerca al cuerpo de Saúl lentamente dejando escapar a los demás. 

—Maldito, me las van a pagar —dice el hombre mirando fríamente al cadáver. 















Ana se encontraba dando vueltas en su habitación, no había dormido casi nada pensando y nada más que pensando en todas las posibilidades de que sus dudas sean ciertas y como todo se conectaba. En un instante se asoma por su ventana y observa a un chico parado enfrente de la casa de la difunta Leila, su curiosidad aumentó, ya que toda su familia estaba fuera de la ciudad, podría ser un amigo o tal vez alguien más, Ana estaba al borde de la locura, lo sucedido tenía paranoica a Ana. 

Rápidamente, sale de su casa sin arreglarse, ni siquiera peinarse, toma al chico por el hombro y le da media vuelta bruscamente. 

—¿Quién eres y que haces aquí? —pregunta Ana sin rodeos. 

El chico quedó anonadado por la apariencia y la intensidad de la joven que aún lo tenía sujetado del hombro. 

—¿Disculpa? 

Ana inhala y exhala para calmar sus impulsos. 

—¿Quién eres? —pregunta nuevamente, pero esta vez más serena. 

—Dime primero quien eres tú, estoy en una situación donde no puedo confiar en nadie. 

—Me llamo Ana, soy..., —hace una leve pausa. —Era la mejor amiga de Leila. 

—¿En serio? Yo era amigo de Leila y nunca llegó a mencionar a una tal Ana. 

—Lo mismo digo, desde que nos conocíamos nunca mencionó a un chico —agregó Ana con sus brazos cruzados. —¿Hace cuanto conoces a Leila? 

—No mucho, pero lo suficiente para que su pérdida me afectara horriblemente. 

—¿Cómo la conociste? -—preguntó ella teniendo una corazonada. 

—No creo que te importe —la mira de reojo. 

—Si me importa, como no tienes idea. 

—Bueno si tanto quieres saber hace unas semanas ella, yo y otros chicos fuimos agregados a un grupo de alguien anónimo y ahí fue donde nos conocimos. 

Las sospechas crecían cada vez más en la cabeza de Ana. 

—Señor Diablo —mencionó ella en seco. 

El joven no declara absolutamente nada, quedó anonadado con esas dos simples palabras. 

—¿Qué sabes tú de eso?

—Mucho más de lo que supones —dice para jalarlo del brazo bruscamente y llevarlo a su casa. 

—Espera, espera —se suelta en plena carretera. —¿Como sé que puedo confiar en ti y que no tratas de matarme? 

—Porque ya pasé por esto y si quisiera matarte ya lo estarías —responde Ana con una leve sonrisa. 

Ana lo deja entrar a su casa haciéndolo sentar en la sala. 

—¿Vives aquí tu sola? —pregunta él. 

—No, mi papá vive conmigo, pero está en el trabajo —responde en frío. —De acuerdo, ve directo al grano ¿Cuántos estaban y cuantos quedan? 

—¿A qué te refieres? —finge ignorancia. 

—No te hagas el idiota sabes a lo que me refiero, en el grupo cuantos habían y ahora cuantos quedan vivos.

El joven baja la cabeza tristemente. 

—Éramos veintiuno, pasado los días y uno por uno fue muriendo, únicamente quedamos cinco. 

—Maldición, me enteré muy tarde —dice decepcionada de sí misma. —¿Cuándo y cuál fue su último reto? 

—Anoche, tuvimos que robar a un sujeto, un chico llamado Saúl murió cuando ese sujeto le disparó, salimos todos corriendo y pudimos escapar con vida, llevamos el dinero a un auto abandonado y viejo, como decían las instrucciones dejamos el dinero ahí. 

Ana dejó caer una lágrima tras escuchar esas palabras, le dolía saber que todo lo que tuvo que sufrir ella y sus amigos ahora lo tienen que sufrir esas personas. 

—¿Qué hacías en casa de Leila? 

—Soy un chico sin amigos, muy tímido, pero cuando hablaba con ella se me formaba la sonrisa más grande del mundo, esa chica me hacía muy feliz más que cualquier otra persona, pero un día en un reto se sacrificó para que yo no muriera —no era capaz de subir la mirada. —¡Yo la amaba! —exclama en llanto. 

Ana acariciaba suavemente su cabeza para consolarlo.

—Lo siento no puedo seguir con esto —dice levantándose y secándose las lágrimas. —Debo irme "Diablo" escribirá en cualquier minuto y debo estar preparado, pero ten mi número. 

Ana le da su celular para que agende su número, le da un último abrazo para reconfortarlo, él acepta el abrazo de la mejor manera provocándole una gran sonrisa. Le abre la puerta y se va como si nada. 

Ana revisa su celular y ve el nombre del chico "Justin".

—AXL [S. S.]

¿Podría ser que Leistin muriera para que Anastin naciera?

Diablo En Línea II © [S.S.]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora