La puerta se abre lentamente.
—¿Si?
—Hola señor —dijo con una sonrisa en la cara
—¿Eres el chico de aquel día cierto? —pregunta el hombre arqueando una ceja.
—Sí, soy Justin, ese día me preocupó que Ana no estuviera ¿Ha sabido algo de ella?
—No te preocupes, llegó anoche, la encontré escabullía por la ventana anoche, regresó a Venezuela y volvió sin mi consentimiento, lamentablemente por los momentos no le permito visitas, pero si le quieres dejar un mensaje con gusto se lo haré saber.
—Muchas gracias, pero no, solo me preocupaba saber sobre ella, temía que le sucediera algo como a Leila —el padre de Ana pudo notar como sus ojos se cristalizaron tras declarar esas palabras.
—Nos vemos —le da una leve sonrisa y cierra la puerta.
Justin da media vuelta y frente a él se encuentra la casa de Leila, su corazón se quiebra pero estaba decidido.
Mientras Justin pensaba que hacer; Ana se encontraba prisionera en su propia habitación tratando de descifrar los planes de Bárbara.
«¿Qué hará, porque aquí, porque ahora, que tengo que contemplar yo en esto, quiere matarme o solamente jugar con mi cabeza, debo temerle, cuando atacará, que debo hacer?» Se preguntaba mientras sus manos sacudían fuertemente su cabello por la frustración.
Cayó en un rincón de su habitación mientras fuertemente abrazaba sus rodillas, limpiaba sus lágrimas con la manga de su suéter. No tenía escapatoria, no tenía salida, estaba desconectada de su celular, en estas circunstancias solo sería cuestión de tiempo para que Bárbara la encontrara y dolorosamente la asesinara sin piedad; no podía dejar de reflexionar en todo lo que tuvo que pasar, en todo lo que sufrió, en las personas que perdió y como acabará todo en cuestión minutos.
Temía comentarle algo a su padre, no sabía si Bárbara la mataría, pero sabía que de hacerlo quería a su padre lejos de ella, no soportaría saber que él moriría por ella.
Su atención es atraída al escuchar leves golpes en su ventana, su paranoia fue excesivamente exagerada a tal grado de sacar un cuchillo debajo de su cama, cuchillo que ella misma puso por seguridad, sin contar la navaja dentro de su cómoda, un bate detrás de su televisor, un hacha guardada en su clóset; pero sus impulsos asesinos cesaron al ver el rostro de Justin a través del cristal de la ventana.
—Tranquila, vine en paz —dijo él con voz casi inaudible debido a la ventana cerrada. —¿Puedo pasar? —pregunta junto a un ademán.
Ella duda, pero cede, abre la ventana lentamente y Justin pasa sin problemas.
—¿Qué te pasó? —pregunta tomando lugar en la cama de Ana para sentarse. —Pareciera que no has dormido en días.
—No tengo tiempo para dormir —declara ella caminando de un lado a otro sin parar.
—Oye tranquilízate —la toma de su muñeca decidido y la jala para sentarla junto a él. —Cálmate, mi vida está en peligro, temo que un psicópata venga a asesinarme y lo peor, la única chica que le llegué a interesar, dio su vida por mí, el que tendría que estar así soy yo, no tú.
Los ojos de Justin se cristalizaron lentamente y Ana lo notó.
—Sé que ocultas tu dolor, sé que quieres estar como yo, pero no te lo permites, reprimes tus sentimientos, yo no puedo hacer eso —dijo ella acercándose más a él. —Yo también pasé por ese pánico, la idea de pensar si moriría o viviría me causaba insomnio y aunque no lo creas, alguien dio su vida por mí también, tuve su cuerpo encima de mí y no de una manera romántica.
Ambos esbozan una sonrisa contagiosa.
—Entonces los dos perdimos a alguien importante en nuestras vidas, pero no sé si sentirme mal o sentirme bien al suponer que fuimos tan importante para ellos que se sacrificaron por nosotros —él la toma su mano suavemente. —¿Sabes por qué me encariño contigo? Al verte veo a Leila, su belleza, su sonrisa, su simpatía, todo y más.
Ambos se acercaban más y más hasta el punto de que sus respiraciones se cruzaban, Ana se ruborizó instantáneamente y el labio de Justin temblaba levemente, sus labios estuvieron a milímetros de conectarse cuando un escándalo se forma fuera de su habitación los obliga a separarse.
Se escucha un grito, seguido de un disparo.
—¡Papá!
—Ana espera no salgas —pide Justin tomándola de la mano.
—Ese se escuchó a mi papá, algo malo le pasó —dijo con lágrimas rebosando sus ojos.
—Con más razón no debes salir, hay algo que no te mencioné.
Ana se suelta de su agarre.
—¿Qué pasa Justin?, mencióname la verdad ¡Que pasa!
—Vale no sabía como mencionarlo, pero... hoy es mi último reto, junto a Mónica, otra participante.
—¿Cuál es su último reto?
—El primero en que te asesine será el ganador y sobrevivirá.
Ana queda impactada y se aleja de Justin.
—Solo quiero ayudarte y protegerte.
La puerta se abre de un azote, Ana se lanza a los brazos de Justin. Mónica pasa a través del umbral de la puerta y con un arma apunta a Ana.
—Despídete desgra... —su frase se corta debido a una bala que atravesó su pecho.
Ana voltea su mirada y ve a Justin con un arma en sus manos apuntando a Mónica.
—¿Ahora me crees? —Ana se limita a asentir. —Entonces vámonos.
Salen rápidamente de la casa y huyen.
—AXL [S. S.]
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Diablo En Línea II © [S.S.]
HorrorEres agregado a un grupo de amigos donde conoces a todos ¿Que podría salir mal?, absoluta mente todo. Pero ahora las reglas cambian, ahora eres agregado en un grupo donde no conoces a nadie y nadie te conoce. ¿En quien podrás confiar?