VIRUS MORTAL | Los humanos cometen errores, la vida misma está basada en lo que aprendemos de ellos, pero nos reconforta el saber que a la próxima vez lo haremos mejor, pero también hay errores de los cuales aprendes, pero no hay vuelta atrás.
Edwin...
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||Carl Grimes||
Viajamos alrededor de 6 horas, tratábamos de encontrar un lugar a salvo, llegamos hasta Missouri, donde la teniente Warren nos había prestado su casa para poder descansar.
El científico Eugene estaba dormido tranquilamente en el sillón de la casa, yo solo lo miro con enojo, ¿cómo puede dormir tan pacifico si mi padre ha muerto? ¿cómo nadie puede hacer nada por regresar por su cuerpo, al menos?
-Bien -habla el pelirrojo Ford -ya tenemos una ruta trazada para llegar más rápido a California.
-Bien -contesta Shane.
-¿Ustedes a dónde irán?
-¿Nosotros? -pregunta mamá con los ojos llorosos aun dolida después de ni siquiera despedirnos de papá.
-Si, digo, ¿a dónde irán? ¿necesitan ayuda?
-Verás, no hubo tiempo de explicar muchas cosas, pero -habla Shane mientras se levanta de la silla a un lado donde se encuentra mamá comenzando otra vez con los sollozos, tratando de encontrar las palabras más adecuadas para explicar el tipo trato que tenía papá con Hammond -cuando encontramos a Marc y a Murphy, Hammond prometió que nos llevaría con ustedes a California si los entregábamos sanos y salvos.
-¿Qué? -esta vez la que habla es Warren -no podemos llevarlos, es contra las reglas.
-¿Cuáles reglas? -habla exasperada mi mamá -si ya no hay ni gobierno que nos mande, todo se está yendo al carajo...
-Mamá... -trato de calmarla.
-¡No! Rick, -dejé pasar el hecho que me haya llamado como mi padre -es la verdad, estos militares piensan que por usar uniformes tienen el derecho de mandar en nosotros, ¿pero adivinen qué? Yo no les hare caso ni una puta mierda, están muy equivocados si creen que podrán decidir en mi...
-¡Lori, por favor! -grita Shane -Carl, ve con tu madre a la habitación, yo hablare con los sargentos.
Cuando guio a mi mamá a la habitación, a medio camino, escucho como Murphy murmura con burla.
-La seño está loca.
No lo pienso dos veces, cuando me regreso a grandes pasos para después tomarlo de la camiseta y levanto mi puño.
-No, no, no... -él suplica, se tapa el rostro con ambas manos aún sentado en la silla.
