- Capítulo 2 -

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Ya han pasado diez años desde la ultima vez que vió al rubio, era relajante verlo cada mañana, y en segundos recordó la carta –La última que recibió– que fue escrita a mano. No había olvidado aquellas palabras tan dolientes y sinceras.

Un timbre de fuerte volumen hizo que el de negros cabellos saliera de sus pensamientos y encontrarse al frente suyo un castaño del mismo tono verde en sus ojos.

—Yuu-Kun, ¿Estás bien?.—Dijo acercándose al rostro de Yuichiro.

Se encontraban en el pasillo y era ya la hora de salida, los demás se iban mientras que ellos estaban aún ahí.

—Ah sí, perdón, ¿decías?.—El contrario lo miró confundido y en ese instante, este sintió manos cubrir su vista.

Lo empujaron desde la espalda haciendo que avance y aún sin poder ver, tampoco escuchaba y al apenas oír un "¡Ahora!", quitaron las manos y ver alrededor suyo, de un cuarto lleno de oscuridad se empezó a iluminar con la diminuta luz de velas y un:

—¡Sorpresa!.

Sonó en coro revelando las caras de ambas chicas, amigas del pelinegro y dos chicos también sus compañeros de clase.

El azabache estaba totalmente perdido y al recordar que era Octubre 16, sus pupilas se dilataron yendo rápidamente hacia sus contrarios y abrazarlos fuertemente agradeciéndoles el detalle de recordarle su cumpleaños.

—Yuu-san, ¡es hora de la mordida!.—Habló alegre la de cabellos lilas que pocos segundos se escuchó un coro entre los cuatro sobre la mordida en el pastel.

—Está bien, está bien. Ya voy.—Acercó su rostro al pastel y era de esperarse que alguien lo empujara para que se manchase.

Estuvieron así hasta que la hora de medianoche llegara, habían pasado mucho tiempo en tan buen rato pero, era hora de volver a casa y prepararse para los exámenes.

¡Abrázame! ||MikaYuu||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora