—Ah, ¡Yuu-san!.—Elevó el helado que conservaba en sus manos e indicar su posición.
Solo eso faltaba, la repentina irrupción de la causante de todo.
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—¿Esto es en serio?.—Arrugó la pequeña hoja que terminó de leer.
—¿De qué te molestas?, al menos sabían que nos perderíamos por culpa de tu desorientación y nos dejaron lo necesario, y entre ellos algunas pastillas que usé para tu resfriado.—Dió un mordisco al panecillo.
—¡Claro que no!, ¡el mapa no marcaba nuestra posición!.—Hizo bola a la pequeña nota y la tiró fuera tratando de desquitarse.
—¿Te desahogaste con una hoja?.—El azabache gruñó causándole una diminuta risa—Pero oye, se tomaron el tiempo para decorar esa nota y hasta pusieron su firma.
—¡No es una firma!, ¡Esas dos pusieron exactamente sus nombres!.—Lanzó una roca en señal de su enojo—¿Eso es lo que creo que es?.—Dijo luego de olfatear y voltearse hasta mirar al rubio.
—¿Un bizcocho?.—Este suspiró y le entregó el postre al menor, Yuu aceptó dando un mordisco y cambiándole totalmente el humor—Deberíamos marcharnos.—Se levantó haciendo que el otro le imitara el paso.
—¿Adónde?.—Miró al mayor aún con las migajas en su boca.
—Pues- Espera, ¿No viste lo que decía atrás de la nota, verdad?.—El azabache negó levemente agachando la mirada—Sólo debemos ir todo recto y ahí nos encontraremos con los demás.
—¿Hubieron más complices?.—Parecía exclamar su pregunta por tal confesión.
—No lo leíste—Murmuró para sí mismo—No, según la nota, todos irían a un paseo y la fecha es hoy, pero tenemos un tiempo límite para llegar.
Yuu asintió en forma de entender y darle un último bocado al pan, el rubio por otro lado, se dirigió a los labios del azabache quitando los restos del postre lamiéndolos.
Eso provocó que el azabache perdiera control de sí y demostrar su sonrojo, cosa que el mayor notó en seguida y rodeó la cintura de su amado para así poder arrinconarlo a la pared.
Fue detenido por la mano del menor en su boca.
—¿Ahora qué?.—Habló aún con la mano sobre sus labios.
—D-dijiste que deberíamos llegar a tiempo.—Evadía la mirada tratando de calmarse, pero solo logró lo contrario cuando sintió que sus dedos fueron lamidos—¡Oye-.—Cometió un grave error al apartar su mano y voltearse para regañarle.
Ahora ambos estaban unidos por un deseoso beso, uno de ellos jugaba con sus lenguas mientras que el otro empujaba inútilmente para alejarlo.
Qué mal que tuvieran que separarse para que el rubio se diera paso al cuello del pelinegro y succionar su cálida piel hasta dejar marcas.
—¿Qué hiciste?.—Tartamudeó entre jadeos mientras miraba al mayor.
—¿No es obvio?, estoy marcando mi territorio.—Ésta vez dirigió sus dedos a la parte inferior de la polera y la levanta lentamente tocando con la punta de sus dedos la piel del azabache.
—¡No soy un juguete!.—De a poco sintió un ligero toque en su estómago hasta que fue subiendo a su abdomen y repentinamente, un escalofrío le recorrió por la espalda—¿Y si mejor lo pospones?.—Sabía que podría arrepentirse después pero eso por el momento no era el problema.
—Estás jugando con fuego, ¿sabes?, pero te escucharé, ¿Y para cuando?.—Sonrió de forma que Yuu no sabía como responderle, o cómo evitarlo.
—Eso lo discutiremos cuando lleguemos a salvo y podamos descansar.—Suspiró para ocultar su nerviosismo.
El rubio parecía pensarlo y estuvieron así durante unos minutos hasta que el mismo cortó el silencio incómodo.
—Está bien.—El contrario soltó un suspiro aliviado por error—Pero con mis condiciones.
—¿Y cuáles son?.—Cuestionó levemente nervioso haciendo que el otro soltara una sonrisa.
—Lo sabrás cuando lleguemos a salvo y logremos descansar.
Yuu asintió a regañadientes y el rubio se apartó para luego de tomar lo necesario, salieran de la cueva y optaran por ir recto.
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¡Abrázame! ||MikaYuu||
FanfictionAmbos fueron separados a la edad de 6. Pasados 10 años, estos dos logran reencontrarse pero, ¿Qué oculta Mika?.