- Capítulo 15 -

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Cuidadosamente voltea su vista despidiéndose de su tranquilidad. Una sonrisa entrecortada se asomó sobre su rostro sorpresivo.

Pero fríamente fue dándose cuenta de lo alucinante que sonaba la idea de sentir la presencia del rubio ahí, con él.

—Ah.. eres tú.—Murmuró decepcionado.

—¿Quién más sino?.—Se dirigió al menor notando su tono—Deberías estar dormido.

—Y lo dices tú, aún sigues despierto.

—Escuché pisadas.—El azabache respondió incrédulo—Bien bien, quería despejarme un rato y parece que me ganaste.—El contrario asintió recostando sus brazos en el alféizar—¿Seguirás mañana?.—Se puso a un lado del chico imitando su postura.

—Sí..—Soltó luego de suspirar largo.

Pasaron varios minutos, aunque para ellos, fueron muy cortos, ya que se la pasaron riendo y relajándose; Exceptuando la razón de faltar poco para que marcasen las 9 y debía continuar su castigo despertándose temprano.

—Nos vemos.—Quitó sus brazos dirigiéndose a su habitación escuchando lo mismo del pelirosa.

(...)

Ya era casi medianoche, el azabache dormía tranquilamente mientras que a su lado yacía un tipo alto con las manos ocupadas.

—Bien, esperemos que esto funcione.—Susurró para sí mismo mirando al adormilado muchacho.

Sin más, apretujó el material de plástico y prensó la boca sobre el cuello del indefenso, la removió para darle la forma que quería y retirarla luego de unos segundos.

—Quedó bien.—Una pintoresca expresión dió vida a su rostro—Tal vez deba hacer más.

Y así, pasaron solo 10 minutos para hacer un experimento en el cuerpo del menor y del tiempo un mar de risas silenciosas.

(...)

Tocaron la puerta dando tres simples golpecitos, el pelinegro se despertó con un terrible dolor de espalda, el haberse caído tres veces de la cama por sentir que algo le incomodaba, solo dejó ese dolor como recompensa de andar removiéndose bruscamente.

—Voy.—Su cara mostraba la falta de sueño que tenía a causa de lo ya mencionado y eso pudieron verlo los que tocaban la puerta—Oh Shinoa.

—¡Yuu-sa-!.—De lo alegre que parecía ahora denotaba un estado de shock. Prontamente Mitsuba vino.

—¡Hey, Shinoa-!.—Traía unos papeles que por poco casi los deja caer.

—¿Quién es?.—Apareció el compañero de cuarto soltando un bostezo mientras se ponía a un lado del azabache quien seguía sin comprender la situación.

Pausadamente la pelimorada alzó su mano señalando hacia Yuu y luego al pelirrojo repitiendo sucesivas veces el acto.

—U-ustedes..—El menor prestó atención para saber de qué se trataba todo ese embrollo.

Al parecer la broma salió más que bien, su estómago no podía evitar entumecerse por la risa aguantada.

Chupetones falsos, ¿quién lo diría?. La camisa del menor estaba torcida mostrando más de esos moretones.

—No no, te equivocas.—El mayor negó con ambas manos a lo que rápidamente reaccionó la pelimorada y huyó sujetando el brazo del azabache.

Desgraciadamente nadie quiso escucharlo, solo arrastraron al pobre de Yuu hasta llegar a la sala de juntas.

¡Abrázame! ||MikaYuu||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora