- Capítulo 22 -

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—Ah... ¿cómo decirlo?, realmente no tengo razones para molestarme con ustedes.

El tono liviano del pelinegro calmó a ambas jóvenes, incluso Kimizuki y Yoichi suspiraron de alivio.

—¿Y bien?.—El poste, Kimizuki, se cruzó de brazos.

—¿Mmm?, ¿De qué?.

—¿A qué te llamaron?.

El azabache -casi- olvidó lo de hace unos minutos; y a pesar que confiaba en sus amigos, no correría el riesgo de involucrarlos.

—¿Qué más aparte de un regaño?.—Lanzó un gran suspiro.

—¿Es verdad eso?.—Kimizuki no apartó la mirada de aquel pelinegro.

—¿Por qué mentiría?.—Yuu levantó ambas cejas—Bueno...—El otro le prestó atención—también tengo que ponerme al día con los deberes, aún sigo castigado.—Este se llevó una mano rascándose la nuca.

—¿Nada más...?.

—Uh.. ¿no?.

La inseguridad se apoderó de su mirada, mientras trataba de no vacilar.

Kimizuki ojeó a los demás exceptuando a Yuu; Luego, Yoichi agachó la mirada, Mitsuba parecía nerviosa, y el más alto apretó los labios.

—¿Qué se traen?.—Yuu elevó una ceja.

—Yuu, hay algo que n-

—¡Kimizuki-san dice que no recuerdas el evento de hoy!.—Shinoa le irrumpió elevando las manos.

—¿Celebramos algo hoy?.

—¡Claro que sí!, ¡es año nuevo!. Debemos apresurarnos para no llegar tarde, te ayudaremos con los deberes que te faltan.—Empujó al azabache desde la espalda obligándolo a salir.

La chica hizo una seña dejando a los otros en completo silencio, fue antes de salir. Yuu solamente le siguió el paso.

~Hace veintisiete horas.

Ambas jóvenes estaban ya en la mansión, pues, dejaron a aquel chico junto con Yuu esposados y ahora tocaba esperar.

—Ne, Mit-chan, ¿crees que tengan problemas con volver?.—La mencionada se le quedó viendo y luego meditó.

—Hmm... No lo creo.—Resopló despreocupada.

—Mm-hm, además les dejamos lo que probablemente necesitarán-

A Shinoa le interrumpieron, pero fue Mitsuba quién la calló antes que los pasos ajenos la escucharan. Ellas se escondieron detrás de una columna a lo que lentamente dos personas fueron acercándose.

—¿Cómo va con lo que te dije?.

Shinoa se asomó para ver de quién se trataba, bastante fue su sorpresa en cuanto distinguió esa particular vestimenta fina.

—Tú mismo lo viste.—Bufó—Se niega a hacerme caso.

—Mmm.. Sí los ví pero, creí que mi hijo podría encargarse de algo tan simple.

—¿Vienes a echármelo en cara?.—Sonó estresado.

—Oh no, no. De hecho, quisiera tener una plática con ese tal Yuu.

—¿Entonces, vas a sermonearle como lo hiciste conmigo?. Él no sabe nada.

—Hmm.. eso es malo,—Disminuyó el tono—bueno, no para mí.—El contrario rodó los ojos—La ceremonia será en dos días, ¿por qué no mejor dejas que yo me encargue?.

El de rojizos cabellos mostraba señales de duda, cosa que el noble notó en seguida y optó por recurrir a la primera idea.

—¡Tú me ayudarás, por supuesto!.—Sacudió las manos en busca de alejar sospechas.

—No quiero tener que ver con esto...

—¡Aww, pero te necesito!. ¡Eres quien está cerca de Yuuichiro que probablemente, no sospechará de tí!.

—Si lo gritas de esa forma puede que alguien te escuche.

—Oh... Cierto.—Tose disimuladamente—¿Crees que aún puedas cumplir?.

—No dependerá de mí.

—Bueno, tampoco es que tengas otra cosa que hacer. Avísame en cuanto logres convencerlo.

Ferid tocó el hombro del pelirrojo antes de irse y luego que Crowley también se marchó sin mencionar palabra, las dos chicas salieron de su escondite.

No querían articular oraciones aún después de tener tantas preguntas. Solo debían mantener ese silencio si no querían ser descubiertas, y averiguar de manera discreta.

Ellas solo se miraron y fueron en pasillos diferentes, en busca de respuestas.

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⏰ Última actualización: Sep 16, 2020 ⏰

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