- Capítulo 16 -

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—¿Se puede saber qué pasó anoche?.—Shinoa sentó al pelinegro al frente suyo y ella cruzó sus brazos a modo de regañarlo.

—¿Dormí?.—Su tono parecía al de un niño, uno completamente inocente e ignorante de lo sucedido a su alrededor. Lástima que eso molestó aún más a la contraria.

—Yuu-san, no creí que ese violador empezara a actuar.—Eso solo lo traumatizó—Espera.—Se acercó y tocó el cuello del azabache rozando la capa de maquillaje.

Confuso miró a la contraria y luego toqueteó la zona donde Shinoa pasó sus manos. Sorprendido vió como el color se deshacía en sus dedos, confundiéndolo aún más.

—¿Me pintaron?.—Mitsuba alzó los hombros descreída a lo que la pelimorada tomó un pañuelo y se las dió acompañado de un espejo—¿Por qué este no sale?.—Quejó pasando varias veces el pañuelo en una de las marcas de su cuello.

—Este tampoco.—Se percató Shinoa luego de hacer lo mismo en otra marca cerca de su clavícula, exhaló—No es momento para hablar, debes vestirte Yuu-san.—El nombrado suspiró exhausto.

Por suerte Mitsuba trajo el uniforme que debía ponerse a lo que el azabache los tomó a regañadientes dirigiéndose al baño.

—¿Está listo?.—Mitsuba miró a su compañera murmurándole, Shinoa asintió—¿Cuánto nos queda?.

—Unos veinte minutos como máximo.—La rubia meditó unos momentos y al ver que rápidamente salió el chico, tenía preparado todo.

(...)

El azabache se encontraba soltando bostezos en el camino al sótano. Sus piernas empezaban a fallarle, pues, ya tambaleaba y no le extrañaba, tenía sueño, o más que antes.

—A la derecha.—Balbuceó casi tropezando con lo que había delante suyo hasta que se arrimó a la pared, logrando equilibrarse.

A un lado, había un bulto que no podía distinguir por lo que fue acercándose lentamente.

—Quién..—Sus pies se adormilaron y sentía que él caería también, miró adelante notando la espalda del contrario.

Ya cabeceando del sueño y con la vista nublosa, logró caer dormido, solo distinguió unos bonitos cabellos claros luego de acariciarlos.

(...)

Removió sus párpados para así poder abrirlos algo atontado, recuperar lentamente la conciencia y darse cuenta del calor que sentía en su cuerpo a pesar de estar en el frío suelo.

Torpemente se fue levantando y llevó una mano a su cabeza. Debido al movimiento terminó ganándose un mareo.

—Despertaste.—Llevó su vista al respectivo dueño de esa suave voz tomándose una sorpresa—¿Dormiste bien?.

El muchacho estaba sin palabras, pero fue rápidamente descartada en cuanto escuchó el sonido metálico al compás de su movimiento.

—¿Qué?.—Miró su muñeca siguiendo el hilo hasta ver la unión con la del otro—¿Qué es esto?.—Alzó su muñeca haciendo que el contrario también la levantara.

Él suspiró.

—Lo mismo me pregunto.—Miró a un lado, no parecía saber sobre lo sucedido.

No sabía como reaccionar ante la persona frente suyo, solo tenía en claro que esas esposas le prohibirían huír.

Bajó su vista tocando la abrigadora tela que cubría parte de su cuerpo. Aquello generó una sonrisa en sus entristecidos labios.

—Gracias.—Pudo sentir su corazón nuevamente palpitar llenándola de emoción.

No escuchó respuesta por parte del mayor, aunque ya podía deducir porque no quería hablar.

—¿Sigues enojado?.—Sin respuestas. El azabache evadió la mirada hasta el punto de pasearla por todo el lugar y detenerla en un punto fijo.

De entre toda la oscuridad que emanaba el lugar, pudo percatarse de la pequeña tarjeta bien escondida en la estantería donde el rubio reposaba su espalda.

Solo debía sacarla sin que el otro viera su acercamiento. Tomó aire y lentamente estiró su mano apartando su cuerpo del suelo en donde descansaban sus piernas.

El simple sonido y movimiento de las cadenas alarmaron al mayor haciendo que voltease y lástima que Yuu la había alcanzado.
Un diminuto temblor bastó para hacerlo caer en las piernas del rubio y la carta cayera unos pocos centímetros de él; Volvió su vista al objetivo, se negaba a mirar la cara del otro.
Suspiró en cuanto la punta de sus dedos rozaron con la tarjeta solo que otras manos la sostuvieron, y por consiguiente, lograron que sus ojos se toparan con la de Mika.

—"Para obtener la llave deberán hacer todo lo que se indique. Busquen una forma de salir y tendrán otra pista".—Se escuchó un suspiro pesado por parte del lector.

El lugar donde estaban era bastante desconocido, no el mismo sótano de la enorme mansión; Apenas y veían la luz de una pequeña ventana.

Rápidamente Yuu se quitó de las piernas del rubio y levantándose fue a buscar alguna salida, claro que no pudo moverse muchos centímetros debido a la cadena.

—Cálmate, no querrás tener otra marca en tu muñeca.—El menor sólo apartó la vista—Parece que la pasaste bien.—Se oyó luego que el mayor se volteara y caminara forjando al menor a seguirle.

—¿Qué?. Espera.—Se escuchó un titubeo, trató de detenerlo pero él se negaba—Mika deten-

—Lo ví.—Su muñeca fue brutalmente jalada hasta quedar frente a frente con el más alto—Las marcas en tu cuello.

¡Abrázame! ||MikaYuu||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora